lunes, septiembre 26, 2011

Ártemis y Acteón (III)


http://www.britishmuseum.org/research/search_the_collection_database/search_object_image.aspx
 El mito en las artes plásticas
Entre las representaciones más notables de la historia de Ártemis y Acteón en el mundo romano contamos esta escultura marmórea del siglo II d. C., probable copia de un conjunto helenístico, encontrada en la villa de Antonino Pío en el monte Cagnolo (Lazzio), que hoy guarda el British Museum. El joven, cubierto con la piel de un ciervo, muestra una incipiente cornamenta e intenta zafarse del ataque de sus perros. Restaurada en el siglo XVIII y adquirida por el museo en 1805, la rigidez del gesto y el cuello desentona bastante con el movimiento del cuerpo.
Como relieve decorativo encontramos nuestro asunto en sarcófagos, como en este frontón que sirve de cubierta a uno procedente de Tarquinia (Museo Arqueológico de Florencia) datado entre el 370 y 360 a. C.

http://www.iconos.it/index.php?id=2127
O en urnas cinerarias, como ésta que se halla en el Museo Etrusco Guarnacci, de Volterra.


http://pepetoideas.blogspot.com/2010/10/volterra-el-corazon-de-la-toscana.html
El Museo Nacional de Nápoles guarda una plaqueta de terracota de origen griego (isla de Melos probablemente) datada en el siglo V a. C., que formaba parte de una caja de madera empleada también como urna. 

http://museoarcheologiconazionale.campaniabeniculturali.it/itinerari-tematici/galleria-di-immagini/RA216?page=113
El mito de la diosa sorprendida durante su baño sirvió con frecuencia para la decoración de fuentes, peristilos y cubicula, ya en forma de mosaico ya en forma de pintura.
De entre los mosaicos destacan el de la Casa del cortejo de Venus de la ciudad de Volubilis (Marruecos), donde la diosa Ártemis-Diana aparece entrando en una especie de pila de agua que se desborda, surtida por una fuente con forma de grifo. Sobre la ninfa de la derecha, que se lava un pie, aparece la pequeña figura de Acteón, casi perdida. La obra es seguramente de la primera mitad del s. III d. C. (José María Blázquez Martínez, "Mosaicos de tema marino en Siria, Israel. Jordania, Norte de África, Hispania y Chipre", en web Antigua: Historia y Arqueología de las civilizaciones).

http://www.worldvisitguide.com/oeuvre/photo_ME0000137331.html
Acteón devorado por sus perros aparece en un medallón de un mosaico del siglo III d. C. de la Casa de las Fuentes de Conimbriga (Portugal).

Foto de Maria do Ceu Martins. http://www.flickr.com/photos/29804570@N08/5255111946/
En una fuente de Timgad (Argelia), de finales del siglo IV o comienzos del V, el artista representó el rostro del curioso Acteón reflejándose en el agua mientras Ártemis, sorprendida, cubría su sexo.

http://terra.antiqua.free.fr/fleuves_lacs.htm
En el cubiculum principal de la villa romana de Carranque (Toledo), construida en la segunda mitad del siglo IV, encontramos un mosaico donde se combinan en torno a la imagen central de una divinidad femenina los bustos de Diana, Atenea y Hércules (en las esquinas) y las escenas mitológicas que representan el rapto de Hilas, la historia de Aminoide y Neptuno, la de Píramo y Tisbe, y la que nos trae. Una cartela identifica este habitáculo como el dormitorio de Materno.


Ártemis en el baño, acurrucada cerca de una fuente, desnuda y provista de joyas y una diadema de perlas, rodeada de cuatro ninfas y sorprendida por Acteón, que aparece ya provisto de cuernos tras unos arbustos a la izquierda de la escena, es el motivo de uno de los mosaicos que guarda el Museo de Shahba (Siria) procedentes de la ciudad renombrada Philippopolis en el siglo III de nuestra era por el emperador Filipo el Árabe, originario de la región.
http://www.aly-abbara.com/histoire/Mythologie/Grece/images/Artemis_Syrie_Chahba.html
Entre las pinturas, probablemente sea la más destacada la que se encuentra en el jardín de la Casa de Salustio de Pompeya, de autor anónimo del siglo I d. C. Mural al fresco del llamado IV estilo, muestra dos escenas: la del joven que espía a la diosa desde lo alto de la gruta donde se halla la fuente en que ésta se está bañando, y la del ataque de los perros.


http://www.iconos.it/index.php?id=2131

Una delicada pintura monócroma en verde, trasladada a las Reales Caballerizas de Portici en 1756 y hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, presenta a Diana cazadora seguida de un perro acercándose a un santuario, del cual se aleja Acteón, sobre cuya cabeza ya despunta la cornamenta.


El Museo de Nápoles guarda también esta otra pintura mural procedente de Pompeya.


domingo, septiembre 25, 2011

Medina Sidonia en la Guerra de la Independencia (XVIII)


Aquí van algunas direcciones de librerías y distribuidoras que están vendiendo en la red el libro Medina Sidonia durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). Mi agradecimiento a todas ellas.

http://www.todostuslibros.com/libros/medina-sidonia-durante-la-guerra-de-la-independencia-1808-1814_978-84-615-1402-1

http://www.agricolajerez.com/medina-sidonia-durante-guerra-independencia-1808-1814-tomos-i-ii

http://www.libreriaproteo.com/libro-825606-2-VOLS-MEDINA-SIDONIA-DURANTE-LA-GUERRA-DE-INDEPENDENCIA-18081814.html

http://www.grupoquorum.com/ver_libros.php?MATERIA=9000310

domingo, septiembre 18, 2011

Ártemis y Acteón (II)

El mito en las artes plásticas


Acteón devorado por los perros, Museo Arqueológico de Palermo, http://scherminator.com/italy/sicily/archeologico/archeologico.html

Quizá una de las representaciones más antiguas que conservamos de la historia de Ártemis y Acteón sea la contenida en una de las metopas del templo E de Selinunte (h. 460-450 a. C.), que guarda hoy el Museo Arqueológico de Palermo. El edificio, enclavado en la colina oriental de la ciudad, se tiende a identificar con un heraion y fue levantado sobre los restos de otros dos anteriores. Períptero y hexástilo, de estilo dórico, parece tener sus modelos en el templo de Zeus de Olimpia y el propio Partenón de Atenas, aunque su fábrica es de piedra calcárea.
En el templo E de Selinunte, 1 de agosto de 2011
Las cuatro metopas que de él se conservan representan a Atenea luchando contra el gigante Encélado, el combate de Heracles con la reina de las amazonas, las nupcias de Zeus y Hera y el mencionado mito de Acteón, inspirado en la versión que nos ofrece el poeta Estesícoro (fr. 236), según la cual Acteón no es transformado en ciervo sino que la diosa Ártemis le arroja encima una piel de este animal y azuza a los perros para que lo devoren con el objeto de evitar que cortejara a Sémele.

Según se viene desde Mégara, hay a la derecha una fuente y un poco más allá una roca llamada el lecho de Acteón, porque sobre ella dicen que dormía cuando estaba cansado de la caza, y dicen que en la fuente es donde vio bañarse a Ártemis. Estesícoro de Hímera escribe que la diosa envolvió a Acteón en una piel de ciervo para que le matasen los perros y no llegase a casarse con Sémele.
Yo creo que los perros de Acteón sin necesidad de la diosa fueron atacados de la rabia, con lo cual enloquecen y no conocen, y atacan al primero que se encuentran.
(Pausanias, Descripción de Grecia 9, 2, 3. Trad. Antonio Tovar)

Frente a las metopas de otros templos de Selinunte, aquí encontramos una anatomía realista, y ha desaparecido la típica sonrisa de las esculturas arcaicas. La escena contrapone la inmovilidad de la diosa a la agitación del héroe.

La historia de la muerte de Acteón aparece también frecuentemente en la cerámica de figuras rojas, donde ya encontramos la transformación en ciervo desde el siglo V a. C.

Acteón devorado por sus perros, crátera (h.  390-380 a. C.), British Museum

 Ártemis y la muerte de Acteón, crátera (h. 470 a. C.) Museo de Bellas Artes de Boston

Acteón atacado por sus perros y ninfa en su fuente (h.  350 -340 a. C.), Museo de la Universidad de Harvard

Acteón transformado en ciervo, atacado por sus perros (h. 400-350 a. C.), Badisches Landesmuseum, Karlsruhe


Acteón devorado por sus perros, crátera, Museo del Louvre


Acteón devorado por sus perros, vaso, Museo de Bellas Artes de Boston

sábado, septiembre 10, 2011

Acteón y Ártemis


Diana y Acteón, Tiziano. Galería Nacional de Escocia

Refiere Ovidio en sus Metamorfosis (III, 138-252) que, estando la diosa Ártemis bañándose en compañía de las ninfas de su cortejo en un bosque del valle Gargafia, topó casualmente con la deliciosa escena el joven Acteón, hijo de Aristeo, nieto del rey Cadmo de Tebas y diestro cazador, que había dado por finalizada una cacería con el sol de mediodía. Al ver al muchacho, las ninfas, desnudas como estaban, comenzaron a golpearse los pechos y a dar alaridos mientras intentaban ocultar el cuerpo de la diosa virginal, presa del rubor.

Qui color infectis aduersi solis ab ictu
nubibus esse solet aut pupureae Aurorae,
is fuit in uultu uisae sine ueste Dianae…

No pudiendo alcanzar al intruso con sus flechas, Ártemis sacudió agua contra su rostro y, acto seguido, de la cabeza de Acteón brotó la cornamenta de un longevo ciervo, y todo su cuerpo se fue transformando en dicho animal:

Dat sparso capiti uiuacis cornua cerui,
Dat spatium collo summasque cacuminat aures
Cum pedibusque manus, cum longis bracchia mutat
Cruribus et uelat maculoso uellere corpus...

Huye Acteón al ver reflejada su nueva imagen en el agua sorprendiéndose de su repentina velocidad; y cuando quiere articular palabras, salen de su boca mugidos. Derramando lágrimas se preguntó entonces qué podía hacer, si volver a palacio o internarse en los bosques; y en tanto, sus propios perros lo descubren. Incapaces de reconocerlo, se precipitan sobre su amo en desenfrenada carrera por riscos y peñascos hasta que al fin le dan alcance. Sus compañeros de caza, desconocedores de lo sucedido, llaman a Acteón para que asista al espectáculo de la captura de la inesperada presa, pero éste no llega. La cólera de Ártemis no quedó saciada hasta ver devorado al ciervo.

Perdido su dueño, la jauría no cesó de buscarlo hasta llegar a la casa del centauro Quirón, que había enseñado al mozo el arte de la caza y que, para consolar a los canes, modeló una estatua con la imagen del muchacho. Cuentan algunos que su muerte no fue propiciada por Ártemis sino por el propio Zeus, quien lo castigó por robarle el amor de Sémele. Y otros que Ártemis, diosa ella misma de la caza, envidiaba las habilidades cinegéticas de Acteón. 

En 1844 Jules Perrot creó el ballet Esmeralda, inspirado en la obra de Víctor Hugo Nuestra Señora de París, popularmente conocida como El jorobado de Notre Dame. Una versión de 1886 agregó a la obra varios "bailables", entre ellos el pas de deux de Diana y Acteón, que pretende hacernos ver la rivalidad entre la diosa y el héroe. He encontrado estos vídeos de una representación en la que Rudolf Nureyev parece flotar en cada salto. 



domingo, septiembre 04, 2011

Orfeo (II)

"Orfeo por su mujer", de Francisco de Quevedo

Aunque a sus 54 años se desposara con doña Esperanza de Mendoza, señora de Cetina, viuda cincuentona con hijos, por aquello de guardar las formas en la Corte y animado por el Duque de Medinaceli (y su esposa), de todos era conocida la aversión del poeta Quevedo al matrimonio, que manifiestó tanto en sus escritos en prosa ("Siempre fui, señor licenciado, de opinión que a los hombres que se casan los había de llevar la iglesia con campanillas delante, como a los ahorcados") como en verso ("Hastío de un casado al tercero día", "Dime por qué, con modo tan extraño", "Boda de negros", "Boda de matadores y mataduras", "Epitalamio en las bodas de una viejísima viuda... y un beodo soldadísimo de Flandes con calva oiginal"...). De hecho, el misógino don Francisco no tardó más que dos meses en separarse de su mujer. La sátira contra el matrimonio contaba con una amplia tradición en el Medievo y el Renacimiento italiano, aunque uno de los textos más leídos en España sobre el tema fue la sátira VI del poeta romano Juvenal donde, lógicamente, no faltan los ejemplos de la mitología. Originalísima resulta la visión del mito de Orfeo y Eurídice que, desde esta perspectiva, nos ofrece Quevedo.

Orfeo por su mujer
cuentan que bajó al Infierno;
y por su mujer no pudo
bajar a otra parte Orfeo.

Dicen que bajó cantando;
y por sin duda lo tengo;
pues, en tanto que iba viudo,
cantaría de contento.

Montañas, riscos y piedras
su armonía iban siguiendo;
y si cantara muy mal,
le sucediera lo mesmo.

Cesó el penar en llegando
y en escuchando su intento:
que pena no deja a nadie
quien es casado tan necio.

Al fin pudo con la voz
persuadir los sordos reinos:
aunque el darle a su mujer
fue más castigo que premio.

Diéronsela lastimados;
pero con ley se la dieron
que la lleve y no la mire:
ambos muy duros preceptos.

Iba él delante guiando,
al subir; porque es muy cierto
que, al bajar, son las mujeres
las que nos conducen, ciegos.

Volvió la cabeza el triste:
si fue adrede, fue bien hecho;
si acaso, pues la perdió,
acertó esta vez por yerro.

Esta conseja nos dice
que si en algún casamiento
se acierta, ha de ser errando,
como errarse por aciertos,

Dichoso es cualquier casado
que una vez queda soltero;
mas de una mujer dos veces,
es ya de la dicha extremo.

jueves, septiembre 01, 2011

Antonio López

En este vídeo ofrecido por la web del Museo Thyssen, Guillermo Solana nos habla de la exposición de Antonio López que está teniendo lugar en Madrid y que durará hasta el 25 de septiembre. No faltéis si tenéis la oportunidad, pero es conveniente que reservéis la entrada con antelación.
(Pinchad sobre el título para verlo)

domingo, agosto 28, 2011

Cannoli


No sabría decir cuáles me supieron mejor, si los cannoli de la pasticceria de la Via Roma de Marsala, que degusté sentado en la escalinata de la catedral, o los de la Antica Pasticceria del Convento de la Piazzetta de San Domenico en Érice, una de las creadas por la renombrada Maria Grammatico a su salida del Convento de San Carlos aprovechando los conocimientos de repostería que allí había adquirido (http://www.mariagrammatico.it/home/home.html); pero confieso que en ambos lugares repetí este riquísimo dulce siciliano que tiene como base la ricotta o requesón.
Se trata de un crujiente canuto de masa frita, elaborada básicamente con harina, mantequilla, polvo de cacao, huevo, azúcar y una cucharada de vino de Marsala (o vermut), que luego se rellena con el requesón bien tamizado al que se añaden azúcar, y unos trocitos de chocolate (también de pistacho o de calabaza confitada). Los cannoli se presentan habitualmente con el adorno de una raja de naranja igualmente confitada (o una guinda) y espolvoreados con azúcar pulverizada.
Al parecer se trata de un dulce asociado al Carnaval, aunque hoy se come en cualquier época, y es rara la pastelería siciliana que no los expone en sus vitrinas. Se considera herencia de los árabes, y su nombre procede de la caña (canna) en que primitivamente se enrollaba la masa para freírla (hoy en día se utilizan moldes de acero inoxidable). Por supuesto que hay casi tantas recetas como pastelerías o como cocineras. En algunos lugares aromatizan el relleno con vainilla, con canela o con cáscara de limón; en otros, con agua de rosas…; los hay más grandes o más pequeños (cannulichi)… Por lo general, suelen tener unos 15 cm de largo y unos cinco de diámetro.
Si alguien se anima, no faltan recetas y vídeos en la red.


Es tan siciliano este dulce que en El Padrino III Don Altobello fue asesinado con una de estas delicias envenenada. Por cierto, la tarantella que acabáis de escuchar también aparecía en la película, en la boda de Connie Corleone.


C'è la luna ammenzu 'o mari

(Canción popular siciliana)


C'è la luna ammenzu 'o mari,
mamma mia m'a a maritari.
Figghia mia, a cu t'a a dari?
Mamma mia, pensici tu!

Si ti dugnu lu chianchiere,
iddu vai, iddu vene,
la sasizza a mano tene.
Se ci pigghia la fantasia,
ti sasizzìa, figghiuzza mia.


C'e' la luna ammenzu 'o mari...


Se ti dugnu lu fruttaiolo,
iddu va, iddu vene,
'nu citrolu 'n manu tene.
Se ci acchiappa 'a fantasia,
ti citriolìa, figghiuzza mia.


C'è la luna ammenzu 'o mari...


Si ti dugnu lu pompiere,
iddu vai, iddu vene,
e la pompa a mano tene.
Se ci pigghia la fantasia,
poi ti pompea, figghiuzza mia


C'e' la luna ammenzu 'o mari...

Se ti dugnu lu gelataio,
iddu va, iddu vene,
e lu cono a manu tene.
Se ci acchiappa la fantasia,
te fa leccare o cono a tia.


C'è la luna ammenzu 'o mari...


Si ti dugnu n'autista,
iddu va, iddu vene,
e lu cambio a mano tene.
Se ci pigghia la fantasia,
la marcia cangia, figghiuzza mia.


C'e' la luna ammenzu 'o mari...


Io te dugnu un piciotte a tia
beddu e ricco assai
che te vole tanto bene,
notte e ghiuorno vole a tia
pe vasarte figghia mia.

Está la luna en medio del mar
(Canción popular siciliana)


Está la luna en medio del mar,
Mamá, me quiero casar.
Hija, ¿a quién te voy a dar?
Mamá, ¡encárgate tú!


Si te doy el carnicero,
él va, él viene,
la salchicha en la mano tiene.
Si se encapricha,
te da la salchicha, hija mía.


Está la luna en medio del mar...



Si te doy el frutero,
él va, él viene,
un pepino en la mano tiene.
Si se encapricha,
te da el pepino, hija mía.


Está la luna en medio del mar...


Si te doy el bombero,
él va, él viene,
y la bomba en la mano tiene.
Si se encapricha,
te da la bomba, hija mía.


Está la luna en medio del mar...


Si te doy el heladero,
él va, él viene
y el cono en la mano tiene.
Si se encapricha.
te hace lamer el cono a ti.


Está la luna en medio del mar...


Si te doy el conductor,
él va, él viene,
y la palanca de cambios en la mano tiene.
Si se encapricha,
la marcha cambia, hija mía.


Está la luna en medio del mar...


Yo te doy un chico
muy guapo y muy rico
que te quiere mucho,
noche y día te desea
para besarte, hija mía.


Letra y traducción tomados de italetras.com

viernes, agosto 26, 2011

Orfeo y Eurídice

Orfeo y Eurídice, Rubens, Museo del Prado

Cuenta Virgilio en el libro IV de sus Geórgicas que, apesadumbrado Aristeo por la pérdida de sus abejas, se quejó amargamente a su madre, la ninfa Cirene, ante las fuentes del río Peneo en cuyo fondo habitaba. Compadecida ésta, hizo que se abrieran las aguas para que su hijo penetrara en las profundidades y la escuchara: sólo el adivino Proteo, el viejo dios marino que apacentaba las manadas de focas de Poseidón, podría dar una solución a sus males, aunque antes era preciso echarle el lazo en su escondrijo evitando que escapara con sus múltiples transformaciones. Bien atenazado por el diestro pastor, Proteo emitió un claro mensaje: era la desgracia de Orfeo, hijo de Eagro y la ninfa Calíope, uno de los argonautas y el más diestro poeta y tañedor de lira, la causa de su propia desgracia, ya que accidentalmente había provocado la muerte de su esposa Eurídice, que había sido mordida por una culebra mientras él la perseguía por el campo víctima de oscura pasión. Orfeo incluso había descendido a los infiernos y había conseguido ablandar con su dulce canto a sus moradores (la rueda de Ixión deja de girar, la roca de Sísifo queda en equilibrio, las Danaides dejan de llenar su tonel sin fondo…), consiguiendo de Hades y Perséfone el regreso de su amada a la vida. Una sola condición le puso la diosa, que no volviese la vista atrás en el camino de regreso. Pero imprudente, Orfeo se detuvo al borde mismo de la luz, giró su cabeza, y su esposa se deshizo como el humo en la brisa para no volver más:

illa “quis et me” inquit “miseram et te perdidit, Orpheu,
quis tantus furor? en iterum crudelia retro
fata uocant, conditque natantia lumina somnus.
iamque uale: feror ingenti circumdata nocte
inualidasque tibi tendens, heu non tua, palmas”.
(VERG. georg. 4, 494-498)

Durante siete meses se dice que lloró Orfeo al pie de una roca junto a las aguas del Estrimón compadeciendo a bestias y árboles con su canto lastimero. Desesperado, marchó a las tierras hiperbóreas, al helado Don y a las montañas de Escitia, siendo finalmente víctima de las madres de los cícones de Tracia, molestas por esta devoción a su esposa en el momento en que se hacían los rituales orgiásticos en honor de Dioniso. En su delirio, las ménades desgarraron el cuerpo de Orfeo y esparcieron sus pedazos, pero incluso entonces, mientras su cabeza flotaba en la corriente del Hebro, su boca y su lengua frías gritaban hermosamente el nombre de su amada, que repetían haciendo eco las riberas. Algunas tradiciones cuentan que el enfado de las tracias se debió a que Orfeo, no queriendo trato con mujeres, se rodeaba de muchachos, por lo que algunos lo consideran “inventor” de la pederastia. Otras, que, a su regreso de los infiernos, había instituido un culto basado en sus experiencias subterráneas en el que no admitía a aquéllas…

Cirene aconsejó a su hijo que agasajara con sacrificios a las ninfas que habían causado la enfermedad de sus abejas, pues la desgraciada Eurídice había formado parte del cortejo de las dríades, y que hiciera ofrendas fúnebres a Orfeo. Milagrosamente, de las entrañas licuadas de los bueyes sacrificados brotaron las abejas bullendo entre las costillas, arremolinándose en el aire y apiñándose en las ramas de los árboles.

Por lo que se refiere a la cabeza de Orfeo, llegó junto con su lira hasta la isla de Lesbos, cuyos habitantes le erigieron una tumba, de donde a veces salía el sonido del instrumento, lo que explica que Lesbos fuera la tierra por excelencia de la poesía lírica. No es ésta tampoco la única tradición sobre sus restos… Finalmente, la lira del cantor fue transportada al cielo y quedó convertida en constelación, mientras su alma pasó a habitar los Campos Elíseos donde, vestida de blanco, deleita con su música a los bienaventurados.

Orfeo, Gustave Moreau, Musée d´Orsay (París)
Como era inevitable, muchos músicos han recurrido a este mito como argumento de sus composiciones, pero quizá la obra más conocida al respecto sea la ópera Orfeo ed Euridice, de Christoph Willibald von Gluck, con libreto de Calzabigi, estrenada en 1762. Las diferentes revisiones y transformaciones que ha sufrido nos hace encontrar todo tipo de Orfeos: castrati, tenores, barítonos... La mezzosoprano española Teresa Berganza interpretó la famosa aria “Che farò senza Euridice?” del acto III de manera verdaderamente conmovedora.

Vídeo subido por llunatiq. Gracias

Che farò senza Euridice?
Dove andrò senza il mio ben?
Che farò?
Dove andrò?
Che farò senza il mio ben?
Dove andrò senza il mio ben?
Euridice! Euridice!
O Dio! Rispondi!
Rispondi!
Io son pure il tuo, fedele!
Io son pure il tuo, il tuo!
Che farò senza Euridice?
Dove andrò senza il mio ben?
Che farò?
Dove andrò?
Che farò senza il mio ben?
Dove andrò senza il mio ben?
Euridice! Euridice!
Ah! Non m'avanza
più soccorso, più speranza
nè dal mondo, nè dal ciel!
Che farò senza Euridice?
Dove andrò senza il mio ben?
Che farò?
Dove andrò?
Che farò senza il mio ben?
Dove andrò?
Che farò?
Che farò senza il mio ben?
Senza il mio ben?

domingo, agosto 21, 2011

Manhâ de Carnaval


Entre los preciosos temas con que anoche, al abrigo del Levante y con el prodigioso espectáculo de los rayos cayendo sobre la Bahía, nos deleitó la cantante gaditana Mariló Rico en su concierto de bossa nova en la acogedora terraza de La Canela, en el Baluarte de Candelaria, se encontraba el inolvidable Manhã de Carnaval, de Luis Bonfá y Antõnio Maria, perteneciente a la banda sonora de la película Orfeo negro (1959).
Esta coproducción brasileña, francesa e italiana, dirigida por Marcel Camus, contribuyó quizá como ninguna otra a dar a conocer mundialmente la música popular carioca. Basada en la obra teatral Orfeu da Conceição del poeta y músico Vinícius de Moraes, constituye una adaptación del mito griego de Orfeo y Eurídice al ambiente del carnaval de Río.
La hermosa campesina Eurídice (Marpessa Dawn) llega a la ciudad en vísperas de las fiestas huyendo de un abominable pretendiente e invitada por una prima que vive en un arrabal de favelas. En medio del frenesí de la samba que domina las calles, llega a su destino en un tranvía que conduce Orfeo (Breno Mello), un músico muy querido por el poder de seducción de sus canciones. La incipiente relación amorosa entre ambos se ve obstaculizada por los celos de la novia del joven y, en medio del vértigo del carnaval, tiene lugar un fatídico desenlace. Orfeo, que es capaz de embelesar a todos con sus cantos, queda desarmado ante su aciago destino.

Todavía recuerdo como, siendo un adolescente, después de ver casualmente esta película una tarde de verano en televisión, quedé entusiasmado al contemplar el cartel que la anunciaba en el cine del pueblo. A mis amigos aquello les pareció un tremendo rollo, y poco pude mostrar entonces la profunda emoción que sentí tras disfrutar de sus escenas en la gran pantalla. Más adelante supe que en el mismo año de su estreno Orfeo negro había ganado la Palma de Oro del Festival Internacional de Cine de Cannes, y en 1960 el Óscar a la mejor película de habla no inglesa. El destino hizo que sus protagonistas murieran el verano de 2008 con la escasa diferencia de un mes.
Aunque la canción Manhã de Carnaval ha sido mil veces interpretada, me quedo con esta versión de Nara Leão (1942-1989), la llamada “Musa de la bossa nova”, quien la incorporó a su disco Live, canta e toca (1988).

Manhã, tão bonita manhã
Na vida, uma nova canção

Cantando só teus olhos
Teu riso, tuas mãos
Pois há de haver um dia
Em que virás
Das cordas do meu violão
Que só teu amor procurou
Vem uma voz
Falar dos beijos perdidos
Nos lábios teus

Canta o meu coração
Alegria voltou
Tão feliz a manhã
Deste amor

miércoles, agosto 17, 2011

Érice (II)

Soneto a Venus Ericina

Del poeta Nino Fici Li Bassi (Marsala, 1889-1966). La inscripción cuelga en una de las fachadas del castillo de Venus.


BALZA SUL MONTE L'ORA MATTUTINA
ED IL TEMPIO CHE SVETTA SOLITARIO
AD ORIENTE APPARE IN UN VELARIO
D'ORO E NE BRILLA IL CIELO E LA MARINA.

TENERA E BIANCA VENERE ERICINA
SBOCCIA LUCENTE, NEL SUO MARMO PARIO,
SUL GRANDE ALTARE, MAGICO ROSARIO
VIVO DI OLEZZI E TREMOLII DI BRINA.

ECCO UN FRULLO DAL MARE: IL LUNGO VOLO
DELLE COLOMBE SACRE A CITEREA
S'ALZA SUI MIRTI DEL MONTANO SUOLO.

E SI SPANDE UNA DOLCE MELOPEA
APPENA GIUNGE IL PALPITANTE STUOLO
MESSAGGERO D'AMORE PER LA DEA.

lunes, agosto 15, 2011

Érice (I)

El nacimiento de Venus, Adolphe-William Bouguereau (1879), Musée d'Orsay, París

El templo de Afrodita en Érice
Cuenta Apolonio de Rodas en sus Argonáuticas (9, 910 ss.) que cuando la nave Argo se aproximaba a la isla de Antemesa (probablemente la actual Capri), sus tripulantes estuvieron a punto de echar amarras en la ribera seducidos por las Sirenas, que hechizaban con su dulce canto a quienes allí se acercaban para posteriormente devorarlos. Una melodía de la lira de Orfeo les permitió abstraerse del funesto son; sólo Butes, enardecido por el mismo, se precipitó al mar desde su banco de remos y nadó queriendo alcanzar la orilla. Afortunadamente para él, cayó en gracia a Afrodita, quien lo puso a salvo, permitiéndole habitar en Lilibea (identificada hoy con Marsala, en la costa occidental de Sicilia) y disfrutar de sus “encantos”. Fruto de la unión del mortal y la diosa nacería el héroe Érix, que dio nombre a la montaña siciliana célebre por el santuario de Afrodita que la coronaba y que él mismo ordenó construir (Diodoro Sículo, 4, 83). Este Érix pereció tiempo después a manos de Heracles quien, en su viaje de regreso a Grecia tras la captura de los bueyes de Gerión perdió a uno de los animales en Regio (Calabria) y hubo de ir a buscarlo a la tierra lilibea, donde encontró la insensata oposición del legendario rey de los élimos, el cual, seguro de su victoria, tuvo la osadía de apostarse su reino contra la vacada pastoreada por el hijo de Zeus. Virgilio hace a Érix hermano de Eneas, y Tucídides considera a los élimos descendientes de refugiados troyanos.
El templo de Afrodita Ericina del monte Éryx o Érice, en cuya construcción se hace intervenir al mítico arquitecto Dédalo (Diodoro Sículo, 4, 78), era tenido por Pausanias en su Descripción de Grecia (8, 24, 6) por veneradísimo desde antiguo y de riqueza no inferior al de Pafos. Polibio dice de él en sus Historias (1, 55) que ocupaba el llano de la cumbre del monte y que era sin discusión el más famoso en riqueza y en magnificencia de los templos de Sicilia. En cuanto a la ciudad, refiere que tenía un ascenso muy largo y escarpado desde todas partes, y que estaba situada al pie de la cumbre.
Antiguo enclave dedicado a la fenicia Astarté, las sirvientas del templo o hieródulas practicaban la prostitución ritual según se desprende de la lectura de Diodoro, quien hace hincapié en el tono licencioso, más que solemne, con que se daba culto a la diosa:
Cuando los cónsules, los generales y todos los que ostentan algún cargo llegan a la isla, se acercan hasta Érice y honran el recinto de la diosa con sacrificios y ofrendas, y tras despojarse de las insignias de su dignidad, se entregan muy alegremente a gozosos tratos con las mujeres, en la idea de que sólo así será grata a la diosa su presencia.
Al parecer, en un principio, estas hieródulas habían sido las doncellas que iban a contraer matrimonio y se ofrecían a comerciantes y marineros extranjeros a cambio de una suma de dinero, lo que garantizaba a unos la protección divina y a otras lo necesario para reunir su dote. El acto sexual en honor de la diosa proporcionaría al tiempo fertilidad a las mujeres y a la tierra, y por tanto redundaría en prosperidad general. Con este sentido se practicaba la prostitución sagrada en el templo gemelo de Sicca Veneria (hoy El-Kef, a 160 km de Cartago) según Valerio Máximo (2, 6, 15). Se dice que el culto incluía la cría de palomas sagradas, en cuya suelta se reunían en Érice miles de peregrinos para unas fiestas que duraban nueve días, el tiempo que tardaban en regresar del mencionado templo africano.
Por su parte, Estrabón (6, 2, 6) refiere que Érice tenía un templo de Afrodita "especialmente venerado", lleno de esclavas sagradas que habían sido ofrecidas en cumplimiento de un voto tanto por los habitantes de Sicilia como por mucha gente de fuera. En su tiempo, en la ciudad y en el santuario escaseaban los hombres, y la mayoría del personal consagrado había desaparecido. El santuario contenía un templo rodeado de un pórtico y gozó de gran estima en época romana. De hecho, en el 217 a. de C., en un momento crítico de la II Guerra Púnica, los oráculos sibilinos aconsejaron a los romanos pedir ayuda a Afrodita de Érice, a quien luego se consagraron templos en Roma.

Acantilados de Érice. Al fondo, el llamado castillo de Venus

domingo, julio 24, 2011

Aquiles travestido

Aquiles en Esciro, pintural mural de Pompeya, Museo Arqueológico de Nápoles

Según la tradición homérica Aquiles partió hacia Troya con sus mirmidones en correspondencia a una invitación personal de Néstor, Odiseo y Patroclo, y a pesar de la consabida advertencia de su madre. Algunos trágicos y Estacio en su Aquileida, sin embargo, ofrecen una versión distinta de los hechos. Tetis intentó ocultar al joven vistiéndolo de muchacha y llevándolo a la corte de Licomedes, rey de Esciro, donde compartiría su vida con las hijas del monarca. Tomó allí por sobrenombre Pirra, “La Pelirroja”, evidentemente por el color de sus cabellos. Quedose pronto prendado de él la princesa Deidamía, a la que no tardaría en dejar encinta. Con todo, la artimaña de su madre no pudo evitar que se cumpliera el destino del héroe, que terminaría encontrando en Troya la gloria eterna y la muerte. Habiendo sabido Odiseo por el adivino Calcante el paradero de Aquiles, se presentó en Esciro disfrazado de mercader y obtuvo permiso para ofrecer sus mercancías a las mujeres de palacio. Éstas se apresuraron a tomar avíos para sus bordados y hermosas telas, pero Pirra quedó descubierta cuando agarró con codicia las preciosas armas que también portaba el astuto rey de Ítaca. Cuentan algunos poetas que Odiseo incluso hizo sonar una trompeta de guerra en el gineceo y que, mientras la demás mujeres corrieron asustadas, Pirra reveló su ardor guerrero pidiendo armas inmediatamente. Aquiles partió sin conocer a su retoño, que fue educado por su abuelo y que igualmente fue reclamado para luchar en Troya una vez muerto el héroe tesalio, pues sin su concurso la ciudad jamás caería en poder de los griegos. Entre éstos Pirro fue bautizado como Neoptólemo, “El Joven Guerrero”.
El tema del héroe que se debatía entre los goces de Afrodita y la furia de Ares sirvió repetidamente de argumento a la ópera del Barroco. Al libreto Achille in Sciro de Metastasio pusieron música Arena, Amicone, Bernardini, Bertoni… Häendel estrenó el 10 de enero de 1741 su última ópera italiana, Deidamía, recreando el asunto. En la famosa aria “M´hai resa infelice”, la amada se enfrenta a Odiseo, causante de sus males.

Work: Opera Deidamia, HWV42
Act 3. Scene 2. Aria ''M'hai resa infelice''

Deidamia: M'hai resa infelice,
che vanto n'avrai?
Oppressi, dirai,
un alma fedel.
Le vele se darai
de' flutti al seno infido,
sconvolga orribil vento
l'instabile elemento,
e innanzi al patrio lido
sommergati, crudel.
M'hai resa infelice...

Performed:
Sandrine Piau, soprano
Director: Christophe Rousset
Orchestra: Les Talens Lyriques

Nicolas Poussin. Aquiles y las hijas de Licomedes, 1656, The Museum of Fine Arts, Boston, MA, USA
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