Aunque en un principio "She" fue escrita por Herbert Kretzmer para la actriz y cantante alemana Marlene Dietrich, su autor pensó que esta letra venía mejor a un vocalista masculino, y tocó a Charles Aznavour la suerte de ser el elegido, famoso como era por sus interpretaciones de baladas románticas. Así que en 1974, tras unos arreglos para adaptarla a la voz y al tono del cantante, la canción sirvió de melodía a la serie británica Seven Faces of Woman y apareció en un single del mismo nombre que obtendría un gran éxito en Reino Unido.
Aznavour interpretó la canción en alemán, italiano, francés y español. La versión de Elvis Costello de 1999 forma parte de la banda sonora de Notting Hill, donde ilustra el plano cenital del final de la película y los títulos de crédito. Jeff Lyne la ha incorporado recientemente (2012) a su álbum Long Wave con sus peculiares arreglos.
Un puntito romántico. Me quedo con Aznavour, claro. ¡Y con su chaqueta!
Vídeos subidos a youtube por Supergenius76 y dracir1974. Imágenes de wikipedia. Muchas gracias.
Siempre me embarga la emoción cuando escucho la que me parece una de las arias para tenor más hermosas de la ópera italiana, "E lucevan le stelle", la romanza del tercer acto de Tosca, compuesta por Giacomo Puccini con libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa. El pintor de ideas republicanas y liberales Mario Cavaradossi, prisionero en el Castillo de Sant´Angelo aguarda el momento en que el carcelero abra la puerta de su celda para conducirle al cadalso. En tanto comienza a romper el día y las estrellas abandonan el cielo, recuerda los agradables momentos vividos junto a su amada Floria Tosca, que ya no volverán.
Dos hermosas interpretaciones, una de José María Carreras y otra del Luciano Pavarotti. La traducción del texto la he tomado de wikipedia.
Mosaico de azulejos que representa la duodécima estación en el Vía Crucis del interior de la ermita de los Santos Mártires de Medina Sidonia
Stabant autem iuxta crucem Iesu mater eius et soror matris eius, Maria Cleophae et Maria Magdalene. Cum vidisset ergo Iesus matrem et discipulum stantem, quem diligebat, dicit matri suae: "Mulier, ecce filius tuus". Deinde dicit discipulo: "Ecce mater tua". Et ex illa hora accepit eam discipulus in sua.
Lc 19, 25-27
Música: Sonata III, "Mulier, ecce filius tuus", Septem Verba Christi in Cruce. Joseph Haydn.
Le Concert des Nations.
Dirección: Jordi Savall.
Grabación realizada en 2006 en el Oratorio de la Santa Cueva de Cádiz, lugar para el
que fue encargada la pieza por el canónigo José Sáenz de Santamaría en 1786.
El compositor e intérprete Claudio Monteverdi (Cremona, 1567-Venecia, 1643), figura trascendental en la transición de la música renacentista a la barroca, compuso en 1607, el mismo año del fallecimiento de su esposa Claudia Cattaneo, su ópera Orfeo, favola in musica, una de las primeras de la historia. Un año después, un nuevo asunto mitológico le servía de inspiración para su segunda gran obra: L´Arianna. De esta ópera, encargada por el duque Vicenzo Gonzaga con ocasión de las nupcias de su hijo Francesco con Margarita de Saboya y estrenada en Mantua el 28 de mayo de 1608, conservamos el libreto del poeta Ottavio Rinuccini (1562-1621) pero sólo la partitura del aria que interpreta Ariadna en el único acto de la escena séptima, el conocido como "Lamento de Ariadna" o "Lasciatemi morire", por las primeras palabras del triste canto.
Inspirada evidentemente en los textos de Ovidio y Catulo que ya hemos comentado en entradas anteriores, el aria refleja la desesperación de Ariadna tras ser abandonada en Naxos y supone la incorporación de la monodia a la ópera. La música se conservó gracias a que Monteverdi reeditó el "Lamento" en 1623 como pieza suelta y a que sobre el mismo tema escribió dos arreglos: un madrigal a cinco voces publicado en su Sexto libro de madrigales (1614) y una composición con texto en latín titulada "Pianto della Madonna", publicado en su colección Selva morale e spirituale (1641).
La pieza se ha incorporado a los repertorios de las más brillantes mezzo-sopranos y sopranos. Ofrecemos aquí la versión de Roberta Mameli, acompañada al "chitarrone" por Takashi Tsunoda (subida a youtube por MargueriteCrayencour), y la más reducida pero histórica de Irina Arkhipova (subida por RossiaAngel).
Lasciatemi morire; e che volete voi che mi conforte in così dura sorte, in così gran martire? Lasciatemi morire. O Teseo, o Teseo mio, sì che mio ti vo’ dir, che mio pur sei, benchè t’involi, ahi crudo, a gli occhi miei. Volgiti, Teseo mio, volgiti, Teseo, o Dio. Volgiti indietro a rimirar colei che lasciato ha per te la patria e il regno, in questa arena ancora, cibo di fere dispietate e crude, lascierà l’ossa ignude. O Teseo, o Teseo mio, Se tu sapessi, o Dio, se tu sapessi, ohimè, come s’affanna la povera Arianna, forse, pentito, rivolgeresti ancor la prora al lito. Ma con l’aure serene tu te ne vai felice et io qui piango; a te prepara Atene liete pompe superbe, et io rimango cibo di fera in solitarie arene; te l’uno e l’altro tuo vecchio parente stringerà lieto, et io più non vedrovvi, o madre, o padre mio.
Dove, dove è la fede che tanto mi giuravi? Così nell’alta sede tu mi ripon de gli avi? Son queste le corone onde m’adorni il crine? Questi gli scettri sono, queste le gemme e gli ori: lasciarmi in abbandono a fera che mi stracci e mi divori! Ah Teseo, ah Teseo mio, lascerai tu morire, in van piangendo, in van gridando aita, la misera Arianna che a te fidossi e ti diè gloria e vita?
Ahi, che non pur risponde. Ahi che più d’aspe è sordo a miei lamenti! O nembi, o turbi, o venti, sommergetelo voi dentr’a quell’onde. Correte, orchi e balene, e delle membra immonde empiete le voragini profonde! Che parlo, ahi, che vaneggio? Misera, ohimè, che chieggio? O Teseo, o Teseo mio, non son, non son quell’io, non son quell’io che i feri detti sciolse: parlò l’affanno mio, parlo il dolore; parlò la lingua sì, ma non già il core. Misera, ancor dò loco a la tradita speme, e non si spegne fra tanto scherno ancor d’Amor il foco? Spegni tu morte omai le fiamme indegne! O Madre, o Padre, o de l’antico Regno superbi alberghi, ov’hebbi d’or la cuna, o servi, o fidi amici (ahi fato indegno) mirate ove m’ha scorto empia fortuna, mirate di che duol m’ha fatto erede l’amor mio, la mia fede, e l’altrui inganno. Così va chi tropp’ama e troppo crede.
(Traducción)
¡Ay! Dejadme morir,
¿Qué puede confortarme
Ante esta dura suerte,
En este gran martirio?
¡Ay! Dejadme morir.
¡Oh Teseo, oh Teseo mío!
Te quiero llamar mío, puesto que mío eres,
¡Oh Teseo, oh Teseo mío!
Te quiero llamar mío, puesto que mío eres,
Aunque esquives, oh cruel, los ojos míos.
Retorna, Teseo mío,
Retorna, amado ídolo,
Vuelve a mirar a aquella
Que por ti abandonó su patria y reino,
Y en esta playa ahora
Presa de fieras despiadadas y crueles,
Sus huesos dejará.
¡Teseo, oh Teseo mío!,
Por Dios, si tú supieses,
Si supieras ¡ay de mí! cuánto padece
La desdichada Ariadna,
Quizá, quizá contrito,
Enfilarías tu proa hacia esta orilla.
Mas con la dulce brisa
Tú partes tan contento, mientras lloro.
Atenas te prepara
Una suntuosa fiesta, yo aquí me quedo
Víctima solitaria de las fieras.
Tus viejos padres, uno y otra,
Te abrazarán felices. Yo en cambio
Nunca más os veré, ¡oh madre, oh padre mío!
¿Dónde, en dónde está la fe
Que tanto me juraste?
¿Es así como al trono
Pretendes que yo ascienda?
¿Son éstas las coronas
Que han de ceñir mis sienes?
¿Acaso éstos los cetros,
Las alhajas y el oro?
¿Dejarme abandonada
Entre bestias feroces?
¡Ah Teseo, ah Teseo mío!,
¿Dejarás tú que muera
Llorando en vano y suplicando ayuda
La miserable Ariadna,
Que en ti confiaba, y te dio vida y gloria?
¡Ay! No quiere responderme.
¡Ay!¡Como el áspid es sordo a mis lamentos!
¡Oh nubes, trombas, vientos,
Sumergidlo en las olas!
¡Venid, ballenas y orcas,
Que sus miembros inmundos
Colmen los abismos profundos!
¿Qué digo? ¡Ay! Yo deliro.
¡Oh miserable!, ¿qué pedía?
¡Oh Teseo, oh Teseo mío!,
No era, no era yo quien
tan duras cosas dijo;
Habló mi afán, habló el dolor,
Habló la lengua, no lo hizo el corazón. Mísera, sigo dando lugar A la esperanza traicionada, y no se apaga A pesar de tanto escarnio el fuego de Amor. ¡Apaga, tú, muerte, las llamas indignas! ¡Oh Madre, oh Padre, oh del antiguo Reino Las soberbias moradas, donde tuve cuna de oro, Oh sirvientes, oh fieles amigos (ay, destino indigno), Mirad dónde me llevó la cruel fortuna, Mirad qué dolor heredé del amor mío, De mi fidelidad y de aquel que me ha engañado! Así vive quien en demasía ama y se fía.
La hermosísima canción de la pianista y cantante Norah Jones que dio nombre a su primer álbum (2002). Para disfrutar.
Come away with me in the night. Come away with me And I will write you a song.
Come away with me on a bus. Come away where they can't tempt us With their lies, And I want to walk with you On a cloudy day In fields where the yellow grass grows knee-high. So won't you try to come? Come away with me, and we'll kiss On a mountaintop. Come away with me, And I'll never stop loving you.
And I want to wake up with the rain Falling on a tin roof, While I'm safe there in your arms. So all I ask is for you To come away with me in the night. Come away with me.
Vídeo subido a youtube por elhuespedbendito. Muchas gracias por este regalo.
I així, gelós, vaig desfent Cançons que m’acostin a ella. Però...
La poesia dels teus ulls
Sé que no la podré escriure,
Cada vers que jo trobés
En el paper se’m moriria
Del dolor de no ser prou fidel.
Però sé que no m’he de cansar
De buscar aquell llenguatge amic
Que m’acosti a la poesia dels teus ulls,
Malgrat que no la pugui escriure,
Però així lluitaré amb mi,
Esperant sempre una albada,
Àvid de sorprendre la teva mirada.
LA POESÍA DE TUS OJOS
A menudo, cuando llega la noche, Se me lleva un hada:
La belleza de tus ojos
-Negro intenso sobre mar blanca-
Siempre inciertos ante la mirada.
Y así celoso voy enhebrando
Canciones que me acerquen a ella. Pero...
La poesía de tus ojos
Sé que no podré escribirla,
Todos los versos que pudiera hallar
En el papel se me morirían
Del dolor de no ser fieles.
Pero sé que jamás me cansaré
De perseguir este lenguaje amigo
Que me acerque a la poesía de tus ojos
Aunque no pueda escribirla,
Pero así lucharé conmigo
Esperando siempre un amanecer
Ávido de sorprender tu mirada.
"La poesia dels teus ulls" forma parte del LP El meu amic el mar (1978) con el que Lluís Llach daba un paso más hacia la introspección que caracterizará su obra a partir de Viatge a Itaca. No es la única vez que el cantautor se refiere a su incapacidad para estar a la altura del tema tratado, tópico poético este que tiene una amplia tradición literaria desde el mundo grecolatino.
Una delicia desempolvar de vez en cuando los "vinilos" y entretenerse escuchando canciones que están en la memoria.
Texto y traducción tomados de la página oficial del cantante http://www.lluisllach.cat/; ilustración: La niña de la jarra, Julio Romero de Torres (1920), Museo Julio Romero deTorres (Córdoba).
Cristo crucificado, dibujo atribuido a San Juan de la Cruz, Monasterio de la Encarnación (Ávila)
El Esposo
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.
La Esposa
13. Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,
14. la noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.
15. Nuestro lecho florido,
de cuevas de leones enlazado,
en púrpura tendido,
de paz edificado,
de mil escudos de oro coronado.
16. A zaga de tu huella
las jóvenes discurren al camino,
al toque de centella,
al adobado vino,
emisiones de bálsamo divino.
17. En la interior bodega
de mi Amado bebí, y cuando salía
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía;
y el ganado perdí que antes seguía.
18. Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa;
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa:
allí le prometí de ser su Esposa.
19. Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.
20. Pues ya si en el ejido
de hoy más no fuere vista ni hallada,
diréis que me he perdido;
que, andando enamorada,
me hice perdidiza, y fui ganada.
21. De flores y esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guirnaldas
en tu amor florecidas
y en un cabello mío entretejidas.
22. En solo aquel cabello
que en mi cuello volar consideraste,
mirástele en mi cuello,
y en él preso quedaste,
y en uno de mis ojos te llagaste.
23. Cuando tú me mirabas
su gracia en mí tus ojos imprimían;
por eso me adamabas,
y en eso merecían
los míos adorar lo
que en ti vían.
24. No quieras despreciarme,
que, si color moreno en mi hallaste,
ya bien puedes mirarme
después que me miraste,
que gracia y hermosura en mi dejaste.
16. Cogednos las raposas,
que está ya florecida nuestra viña,
en tanto que de rosas
hacemos una piña,
y no parezca nadie en la montiña.
17. Detente, cierzo muerto;
ven, austro, que recuerdas los amores,
aspira por mi huerto,
y corran sus olores,
y pacerá el Amado entre las flores.
Durante los ocho meses de cautiverio en el monasterio carmelita de Toledo que sufrió San Juan de la Cruz entre 1577 y 1578 por ayudar a Santa Teresa en la reforma de la orden, creó una de las obras cumbre de la poesía castellana, Las Canciones (Declaración de las Canciones que tratan del ejercicio de amor entre el alma y el Esposo Cristo), que no terminó hasta salir de su prisión (allí compuso y transcribió las 31 primeras). Luego fueron bautizadas por fray Jerónimo de San José como Cántico espiritual pensando, sin duda, en el Cantar de los Cantares, su fuente literaria principal. Comentado el poema por el propio San Juan diez años después a petición de la madre Ana de Jesús, fiel seguidora suya, no fue publicado hasta 1622, en París y en francés, gracias a los desvelos de esta monja, pudiendo ser así hurtado a la persecución inquisitorial pues mal se entendieron o quisieron entenderse los símbolos y metáforas que reflejaban la experiencia mística del santo. El desposorio espiritual entre el alma y Dios recorre todas las fases del amor humano. Empieza la obra con la búsqueda anhelante por parte de la esposa, a quien luego visita el Esposo, teniendo con ella encuentros más duraderos que culminan con la entrega completa de la primera y el placer de la completa serenidad abierta a nuevos anhelos y esperanzas. La canción 13 presenta el primer encuentro prolongado de los amantes; la 14 y la 15 expresan el gozo de la unión y el éxtasis ante el Amado con una inusitada proliferación de epítetos y ausencia de acción verbal; después el ritmo se ralentiza entre bellas imágenes: el lecho, la bodega, el huerto.
El cantautor leonés Amancio Prada publicó en 1977 una hermosísima versión musicada del poema para guitarra, violín y violonchelo de la que extraemos el fragmento a que hemos aludido. Nuestro agradecimiento al autor de este vídeo que nos permitimos enlazar.
Desde que estuve, niña, en La Habana no se me puede olvidar tanto Cádiz ante mi ventana, Tacita lejana, aquella mañana pude contemplar... Las olas de la Caleta, que es plata quieta, rompían contra las rocas de aquel paseo que al bamboleo de aquellas bocas allí le llaman El Malecón... Había coches de caballos, que era por mayo, sonaban por la Alameda, por Puerta Tierra, y me traían, ay, tierra mía, desde mi Cádiz el mismo son... El son de los Puertos, dulzor de guayaba, calabazas, huertos... Aún pregunto quién me lo cantaba...
Estribillo
Que tengo un amor en La Habana y el otro en Andalucía, no te he visto yo a ti, tierra mía, más cerca que la mañana que apareció en mi ventana de La Habana colonial "tó" Cádiz, la Catedral, La Viña y El Mentidero... Y verán que no exagero si al cantar la habanera repito: La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz, La Habana con más salero.
II
Verán que tengo mi alma en La Habana no se me puede olvidar, canto un tango y es una habanera, la misma manera tan dulce y galana y el mismo compás. Por la parte del Caribe así se escribe cuando una canción de amores, canción tan rica, se la dedican los trovadores a una muchacha o a una ciudad... Y yo, Cádiz, te dedico y te lo explico por qué te canto este tango que sabe a mango, de esta manera esta habanera de piriñaca y de Carnaval... Son de chirigota, sabor de melaza, Guantánamo y Rota... ¡Que lo canta ya un coro en la plaza!
Estribillo
Según contaba el propio Antonio Burgos, autor del poema "Habaneras de Cádiz", esta preciosa canción fue concebida con el cantautor Carlos Cano durante un fin de semana que pasaron en otoño de 1984 en el Coto de Doñana, inspirándose ambos en el Cádiz que habían retenido sus pupilas y evocaron durante una visita a La Habana. Primero fue la letra y luego la música, pero fue preciso regresar a Cádiz para completar la obra: al Cádiz de Pemán y de su Viuditanaviera, a los sonidos de la comparsa de Paco Alba...
Con la viudita que se va a casar por poder..., por poder tener un "marío" que la lleve a la "Alamea", y con el chisme que es como un jazmín que se convierte en palmera...
y a los cuplés, que darían lugar al estribillo, basado en unas palabras de Lola Flores quien, interrogada tras una gira por la Cuba de Batista sobre cómo era La Habana, respondió con su gracia genial: "Hijo, esto es como Cádiz, pero con negros; y con más palmeras que las que hay en el Parque Genovés".
Carlos Cano incluyó la canción en su Cuaderno de coplas (1985), con el que daría un gran giro a su carrera, y no sólo por incorporarse al sello Ariola. Aunque muchas son las versiones que de ella se han hecho, y algunas tan magistrales como las de María Dolores Pradera o Pasión Vega, ninguna como la primera. En días en que uno pasea por la Alameda de Apodaca y se recrea frente a la Bahía en las murallitas de San Carlos, el soniquete de la habanera vuelve a la cabeza como atraído por el paisaje y el paisanaje.
Sólo quiere ser esta entrada un pequeño homenaje a un gran intérprete y a una ciudad que me enamora, y que ya luce engalanada para sus días grandes del Carnaval. Mi felicitación al autor del vídeo que nos permitimos adjuntar.
La conocí una tarde
con su guitarra cazaba boleros
tenía puesto un jean
y una rosita amarilla en el pelo.
"¿Qué vas a hacer?", me preguntó sonriendo.
"¿Lo que tú quieras?", respondí;
fuimos al mar y mojamos los sueños.
Guiñé mis ojos, y un delfín
pintó una ola rizada en su pecho.
Luego reí, y rompimos el hielo,
y rompimos el hielo;
nos mordimos los dedos,
nos mordimos los dedos,
como viola en un solo de chelo.
Eres como una hormiguita
que me besa y me pica,
que recorre mi espalda
y se acuesta en mi barba
a estudiar geografía.
Eres como un trapecista
que atraviesa mi lengua,
y tu circo de flores me carga y me suelta
perdiendo la cuenta,
perdiendo la cuenta.
Y tuve ganas de llorar
pero tan sólo en mi ojo derecho.
Ella hablaba de la luna y de Chopin,
y yo tocaba el preludio de un beso.
Luego reí, y rompimos el hielo,
y rompimos el hielo;
nos mordimos los dedos,
nos mordimos los dedos
como viola en un solo de chelo.
Eres como una hormiguita
que me besa y me pica,
que recorre mi espalda
y se acuesta en mi barba
a estudiar geografía.
Eres como un trapecista
que atraviesa mi lengua,
y tu circo de flores me carga y me suelta
perdiendo la cuenta
perdiendo la cuenta,
ía...
Desde su primer álbum de 1984 (Soplando), fusión de merengue y jazz, Juan Luis Guerra, con su grupo 4.40, formado por Maridalia Hernández, Mariela Mercado y Roger Zayas-Bazán, no ha dejado de deleitarnos con composiciones inolvidables: "Si tú te vas" o "Por eso ahora", en Mudanza y acarreo (1885); "Amor de conuco", "Me enamoro de ella" o "¡Ay, mujer!", en Mientras más lo pienso... tú (1987); "Visa para un sueño" u "¡Ojalá que llueva café!", que da título a su cuarto álbum (1989), con el que alcanzó fama internacional; las tan populares "Burbujas de amor", "Como abeja al panal" o la propia bachata (ritmo hasta entonces desconocido fuera del ámbito dominicano) que da nombre a Bachata rosa (1991) y que, a fuer de repetirse en emisoras, bares y discotecas, muchos terminaron aborreciendo; "Coronita de flores" o "Rompiendo fuente", en Areíto (1992); o este "La Hormiguita" de su trabajo Ni es lo mismo ni es igual (1998), con el que volvió a las listas de éxitos.
"Si tú no bailas conmigo", "Como yo", "Bendita tu luz" (con el grupo Maná...), "Mi bendición"...
"The Day Dream",Dante Gabriel Rossetti (1880), Victoria and Albert Museum (Londres)
Hacia 1820 nació en el valle de Tralee (Irlanda) Mary O´Connor, una muchacha hermosa, de ojos luminosos como el alba y cabello negrísimo, a la que pronto llamaron la Rosa de Tralee. Sus padres eran un humilde zapatero católico y una lechera. A sus 17 años Mary entró como ayudante de cocina al servicio de los Mulchinock, adinerada familia de comerciantes protestantes, mas, por su carácter amable, enseguida se le encargó el cuidado de los niños de la casa. El joven William Mulchinock, poeta soñador y un tanto melancólico tras la muerte de su hermano Henry, se enamoró perdidamente de la joven e hizo todo lo posible por conquistarla a pesar de la desaprobación de su familia: paseaban por las tierras de la gran propiedad, se adentraban en el Carril de los Enamorados e incluso iban a Clahane a bailar. Una noche de luna, cerca de la fuente del valle, William pidió a Mary que fuera su esposa, pero ella declinó la oferta temiendo que la unión resultase perjudicial para su amado. Algunos días después, en la misma fuente, William recitó a la muchacha unos versos que había compuesto para ella intentando ablandar su corazón.
The pale moon was rising above the green mountains,
The sun was declining beneath the blue sea,
When I strayed with my love by the pure crystal fountain,
That stands in the beautiful Vale of Tralee.
She was lovely and fair as the rose of the summer,
Yet 'twas not her beauty alone that won me.
Oh no, 'twas the truth in her eyes ever dawning
That made me love Mary, the Rose of Tralee.
(La pálida luna se elevaba por encima de las verdes montañas,
El sol estaba en declive por debajo del mar azul,
Cuando me apartaba con mi amor por la fuente de cristal puro
Que se encuentra en el hermoso valle de Tralee.
Era encantadora y hermosa como la rosa del verano,
Sin embargo, no fue su belleza sólo lo que me ganó.
Oh, no, fue la sinceridad que siempre surgía de su mirada
Lo que me enamoró de Mary, la Rosa de Tralee.)
Sin embargo, Mary continuó negándose a los deseos del joven.
La noche siguiente, después de asistir a un mitín político que había acabado en una reyerta y la muerte de un hombre, William regalaba a Mary un anillo de compromiso, pero la cita fue interrumpida por un amigo que anunció al muchacho que le buscaba la policía pues había sido acusado del crimen y había una recompensa por su captura. William huyó y pudo embarcarse en el puerto de Barrow con destino a la India, donde trabajó como corresponsal de guerra. Sólo seis años después, gracias a la mediación de un oficial del ejército inglés, consiguió regresar a Tralee.
Mientras tomaba una copa en el Kings Arms de Rock Street planeando el reencuentro con Mary, el propietario del local descorrió las cortinas en señal de respeto por una procesión fúnebre que bajaba la calle. Al preguntarle William de quién era el funeral, le respondió que de una preciosa y encantadora joven a la que llamaban la Rosa de Tralee. Roto su corazón, lloró desconsolado y, en los días sucesivos, pasó mucho tiempo junto a la tumba de su amada.
Aunque más tarde se casó, tuvo hijos y emigró con su familia a Nueva York (1849), William nunca se recuperó de la muerte de Mary y regresó a Tralee años después. Para ella terminó su canción. Murió en 1864 con 44 años y, como había pedido, fue enterrado en el cementerio de Clogherbrien junto a la Rosa de Tralee.
The cool shades of evening their mantle were spreading,
And Mary, all smiling, was listening to me;
The moon through the valley her pale rays was shedding,
When I won the heart of the Rose of Tralee.
Though lovely and fair as the Rose of the summer,
Yet 'twas not her beauty alone that won me;
Oh no, 'twas the truth in her eyes ever dawning,
that made me love Mary, the Rose of Tralee.
In the far fields of India, 'mid wars dreadful thunders,
Her voice was a solace and comfort to me,
But the chill hand of death has now rent us asunder,
I'm lonely tonight for the Rose of Tralee.
She was lovely and fair as the rose of the summer,
Yet 'twas not her beauty alone that won me;
Oh no, 'twas the truth in her eyes ever dawning,
that made me love Mary, the Rose of Tralee.
(Las sombras frescas del atardecer iban extendiéndose,
y Mary, sonriéndome radiante, me escuchaba.
La luna, a través del valle, iba apagando su luz clara,
cuando conquisté el corazón de la Rosa de Tralee.
Encantadora y hermosa como la rosa del verano
no fue, sin embargo, su belleza sólo lo que me ganó;
Oh, no, fue la sinceridad que siempre surgía de su mirada
Lo que me enamoró de Mary, la Rosa de Tralee.
En los lejanos campos de la India, truenos en medio de terribles guerras,
Su voz era alegría y consuelo para mí,
Pero la mano fría de la muerte ahora nos ha desgarrado,
Y estoy solo en la noche sin la Rosa de Tralee.
Encantadora y hermosa como la rosa del verano
no fue, sin embargo, su belleza sólo lo que me ganó;
Oh, no, fue la sinceridad que siempre surgía de su mirada
Lo que me enamoró de Mary, la Rosa de Tralee.)
La romántica y melodramática historia se hizo popular en toda Irlanda, y los versos de William Mulchinock se convirtieron en todo un himno al amor. Dejemos al margen el cursi concurso de belleza creado en conmemoración de ella, festivales y souvenirs, y quedémonos con las preciosas baladas que han originado las estrofas de Mulchinock. Particularmente, me quedo con la versión más breve del grupo Nightnoise incorporada a su álbum Shadow of Time, donde Tríona Ní Dhomhnaill y su piano nos transportan a otro mundo. Después de muchos años aún recuerdo aquel recital que dieron en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Hermosísima también la interpretación de The Outlanders.