Clotilde y Sorolla, fotografía de José María Demaría López "Campúa" (1923), Museo Sorolla |
Clotilde García del Castillo (Valencia, 1865- Madrid, 1929) conquistó el corazón de Joaquín Sorolla siendo éste estudiante de Bellas Artes en Valencia cuando se incorporó como iluminador de fotos al taller de su padre, Antonio García. Siempre su musa, compañera en los momentos felices y amargos, amadísima y amantísima esposa, y madre de sus tres hijos, "Clota", como la llamaba el pintor, es la protagonista de una buena cantidad de retratos, preciosos cuadros y dibujos reveladores de la intimidad familiar (el nacimiento de los hijos, el juego con ellos, la lectura, el descanso...) que se exponen hasta mediados de octubre en el Museo Sorolla de Madrid, casa que fue del matrimonio y generosa donación de la viuda del artista al Estado Español junto con la obra que contenía, a la que se añadiría enseguida la regalada por sus hijos.
Exposición "Clotilde de Sorolla" (foto J. Romero) |
Almas complementarias, la correspondencia entre Sorolla y Clotilde, tantas veces alejados por las obligaciones que imponía al artista su trabajo (la elaboración de los paneles para la decoración de la Biblioteca de la Hispanic Society, la Visión de España, supuso un hito en este sentido), revela un cariño, una complicidad y una pasión envidiables a lo largo de toda una vida en común. Cuatro años después de su matrimonio escribía Clotilde a su marido:
He recibido la tuya cortita pero muy cariñosa, y alegrándome que me quieres como el primer día, no lo dudo, vida mía, y por esa parte vivo muy tranquila y estoy cierta que a ti te sucederá lo mismo respecto a tu mujer fea que, aunque no lo sabe demostrar, te quiere de corazón.
En 1907 Sorolla le decía:
Todo mi cariño está reconcentrado en ti y, si bien los hijos son los hijos, tú eres para mí más, mucho más que ellos, por muchas razones que no hay para qué citarlas. Eres mi carne, mi vida y mi cerebro, llenas todo el vacío que mi vida de hombre sin afectos de padre y madre tenía antes de conocerte, eres mi ideal perpetuo y sin ti nada me importaría mucho...
Cuando se disponía a comprarle un vestido durante una estancia en París en 1913 el pintor bromeaba en una carta: "Recibí hoy tu cuerpo (¡¡ojalá!!), y fuimos a la modista..."
Pero en todo momento Clotilde tiene claro que Sorolla vive apasionadamente su pintura y que en ella pone también su vida. Cuando en 1918 Sorolla estaba terminando en Elche El palmeral, escribe a su marido:
Por desgracia, en cuanto termines tu obra y regreses, volverás a ser el "León enjaulado", como te llamo yo muchas veces, y volverás a sentir la nostalgia de mi terrible rival, más terrible cuanto más tiempo pasa... En fin, disfruta ahora que puedes ya que tu dicha completa es el trabajo.
Cartas de Clotilde a Sorolla, Museo Sorolla (foto J. Romero) |
El sencillo Perfil de Clotilde (1884) y la ensimismada Clotilde con mantilla (1920) enmarcan un recorrido por todo el Museo ya que algunas de las obras de la muestra se han mantenido en su emplazamiento habitual mientras que otras ocupan la primera planta del edificio. Resultan particularmente novedosos los dibujos a lápiz y carboncillo; es deliciosa la acuarela El primer hijo; la sonrisa de Clotilde llena el gouache Día de Reyes; es la mirada la protagonista en Clotilde con traje gris, Clotilde con gato y perro o Clotilde en traje de noche. Y no faltan esas escenas preñadas de luz a la orilla del mar tan características del pintor valenciano. Todo ello se complementa con una estupenda selección de fotografías de Clotilde y de la familia Sorolla. Sobrecoge la escena de la esposa arrodillada ante el féretro del artista y es testimonio de abnegada devoción por él la imagen con que abrimos esta entrada, con un Sorolla ya paralizado por la hemiplejia.
Exposición "Clotilde de Sorolla" (foto J. Romero) |
Los textos de las cartas están tomados del catálogo de la exposición. Más información sobre la misma en