Billete de lotería nacional de 1813, http://www.elmundo.es |
El número 1248, otro cuento gaditano de Thebussem (II)
Sacó pues del bolsillo interior del marsellés(1) una abultada cartera, que en su mocedad debió de ser roja y ya era color de chocolate; la abrió con gran calma en medio del mayor silencio; tiró de un papel color de rosa, que se encontraba en la parte más oculta de ella; lo desdobló; apareció el billete; y en aquel momento, como reo que ya en el patíbulo pide indulto, dijo con turbada lengua:
― Este medio billete vale dos duros. ¿Quieres tres, regalados, y no hay negocio?
― ¡Que no…, que no! ―gritaron el Chato y el público―. ¡Trato hecho, trato hecho!
El vendedor entonces, resignado y cariacontecido, dobló el billete por medio; le pasó tres veces las uñas del índice y del pulgar; se llevó el doblez a la lengua; lo humedeció; lo rasgó; dio un gran suspiro; y entregó el documento al comprador diciéndole:
―Ahí llevas un buen billete…; nada menos que el 1248…; repara en que sus números:
el… 1,
el… 2,
el… 4,
y el… 8,
van a la dobla y rezan el mismísimo año que, según dicen, ganamos a los moros la gran Sevilla, tierra de mi alma. Entérate bien, hombre, entérate, y que no se diga nunca que, porque eres chato, no ves más allá de tus narices; en tu vida has comprado un billete en las condiciones del presente; y buen tonto…
El Chato le cortó el sermón entregándole dos duros, y perdonando el precio de todo el vino con que se había remojado el contrato.
(Continuará)