Poblado esenio. Parque Nacional de Qumran (Israel). Foto J. Romero |
Los esenios (I)
Ab occidente litora Esseni fugiunt usque qua nocent, gens sola et in toto orbe praeter ceteras mira, sine ulla femina, omni venere abdicata, sine pecunia, socia palmarum. In diem ex aequo convenarum turba renascitur, large frequentantibus quos vita fessos ad mores eorum fortuna fluctibus agit. ita per saeculorum milia —incredibile dictu— gens aeterna est, in qua nemo nascitur. tam fecunda illis aliorum vitae paenitentia est! infra hos Engada oppidum fuit, secundum ab Hierosolymis fertilitate palmetorumque nemoribus, nunc alterum bustum. inde Masada castellum in rupe, et ipsum haut procul Asphaltite. et hactenus Iudaea est.
PLIN. nat. 5, 73
(Del lado de occidente los esenios huyen de las costas -del Asfaltites- hasta donde son nocivas, pueblo único y admirable en todo el mundo por encima de los demás, sin ninguna mujer, con renuncia a cualquier relación amorosa, sin dinero, amigo de las palmeras. Cada día renace por igual la cantidad de los que allí acuden, frecuentándolos a menudo aquellos a los que, cansados de la vida, la fortuna con sus vaivenes los lleva a buscar sus costumbres. Así, cosa increíble de decir, por miles de siglos es eterno un pueblo en el que nadie nace. ¡Tan fecundo es para ellos el hastío de la vida de los demás!...)
(Entre los judíos tres escuelas se dedican a la filosofía: los seguidores de una son los fariseos; de otra, los saduceos; y la tercera, la que en fin parece ejercitarse en la gravedad, se llaman esenios, que son judíos de raza y más afectuosos entre ellos que los demás.
Éstos huyen de los placeres como de un mal y entienden como una virtud el dominio de sí mismos y el no caer a los pies de las pasiones. Y entre ellos hay desprecio del matrimonio, pero tomando a su cargo los hijos ajenos, tiernos todavía para sus enseñanzas, los tienen como nacidos de ellos y los modelan a sus costumbres; no despreciando el matrimonio y la sucesión que de él surge, pero cuidándose de las liviandades de las mujeres y convencidos de que ninguna guarda fidelidad a un solo hombre. )
IOS., B. I. 2,119-121