Granadero y voltigeur de infantería de línea francesa. Ilustración de H. Bellangé para P. M. Laurent de l´Ardèche |
¡VIVA LA PEPA!
Entretenimiento dramático en torno a la jura y proclamación de la Constitución de 1812 en Medina Sidonia para un ejercicio escolar
Jesús Romero Valiente
ACTO I
Escena 1
El hortelano Alfonso (hombre maduro y membrudo), el jornalero Joaquín (más joven y muy desaliñado), el zapatero Nicolás (cojea), otros
Amanece el día 25 de agosto de 1812. Se va dibujando la silueta de la torre de la Victoria en la Plazuela.
Alfonso (acarrea sus mercancías a un puesto de la plaza): ¡Oye, Joaquín! ¿Los has visto salir?
Joaquín: ¿Salir? ¿A quiénes?
Alfonso: Pues, ¿a quién va a ser, “espabilao”, a los “franzuá”? Me he cruzado con unos pocos en la Fuente Salada cuando subía de la huerta, con sus mulas cargadas hasta los topes y un par de carretas. Y parecía que iban camino de Jerez.
Joaquín: Será una de sus marchas…
Nicolás (llega nervioso): ¡Que se van! ¡Que ya se han ido!
Alfonso: ¿Qué dices, chiquillo?
Nicolás: ¡Que los que quedaban han recogido pan de unas pocas de tahonas y han abandonado el castillo! ¡Me acabo de encontrar a don Ramón Ibarra en el Llanete y me ha dicho que se han ido para siempre!
Joaquín: ¿Será verdad?
Joaquín: ¿Será verdad?
Nicolás: ¡Dice que no se habla de otra cosa en la puerta de las Descalzas!
Alfonso: Pues dejo a mi zagal descargando los higos y subimos, que allí deben estar bien enterados. El señor corregidor y don Francisco Serna suelen ir a misa primera, y ésos sí que lo sabrán de cierto.
Otros: ¡Eso, subamos!
Escena 2
El corregidor Miguel Montes de Oca, Francisco Rodríguez (estos dos con casacas claras y a la moda), Manuel Mateos y José Benzo
En el Salón de Plenos de Ayuntamiento. A mediodía.
El corregidor: Señores, acaban de anunciarme la inminente llegada de tropas españolas a la ciudad, hombres del Batallón de la Constitución.
Manuel Mateos: Pues demos gracias al Señor y a nuestra Patrona, que ya era hora de perder de vista a esos infieles.
Francisco Rodríguez: Hay quienes han ido a Cádiz a anunciar la marcha de los franceses y a pedir nuevas autoridades para el pueblo, así que no tardarán mucho en llegar.
Manuel Mateos: Habrá que prepararse entonces. Supongo que pedirán cuentas.
José Benzo: Claras están todas, que no queda en el pueblo más que miseria.
El corregidor (un tanto indignado): Y si a otra cosa te refieres, Manolo, ningún cargo de conciencia tengo por haber aceptado los poderes que me dio el prefecto Sotelo, pues en estos meses no he intentado sino evitar que las tropas causaran daños en el pueblo al verse desabastecidas.
Manuel Mateos: Esperemos que todos opinen igual, don Miguel, que usted sabe cómo se revuelven las malas entrañas en tiempos de mudanza.
El corregidor: Nada, creo, hemos de temer, que todo el pueblo sabe que sólo hemos velado por su bienestar.
Manuel Mateos: Dios le oiga.