El Café, José Jiménez Aranda (1889), Colección particular |
ACTO II
Escena 1
Miguel Montes de Oca y Antonio José Galindo (ambos de unos 40 años)
Sentados en una mesa de la posada. Son las cuatro de la tarde del 28 de agosto.
Antonio José Galindo: Sepa, don Miguel, que es voluntad de las Cortes y la Regencia que la Constitución promulgada en Cádiz el pasado día de San José se jure y proclame en todos los pueblos y ciudades del Reino.
Miguel Montes de Oca: Tenía noticia de ello.
Antonio José Galindo: Para tal menester se me ha dado comisión con el cargo de juez interino de primera instancia. Y permaneceré en la ciudad presidiendo su Ayuntamiento hasta que no se elija el que manda la Constitución.
Miguel Montes de Oca: Disponga usted, pues.
Antonio José Galindo: Mi intención es reunir mañana a los regidores y a la junta municipal que nombraron los franceses para suspender sus actividades tal como decretaron las Cortes el día 11.
Miguel Montes de Oca: ¿Y el traspaso de poderes?
Miguel Montes de Oca: Un proceso de purificación… creo que lo llaman.
Miguel Montes de Oca: Creo que nada puede reprocharse a los alguaciles y oficiales del juzgado. Pero, ya le dirán…
Antonio José Galindo: Y con usted, ¿puedo contar con usted para organizar los actos que han de celebrarse?
Miguel Montes de Oca: No podría negarme a festejar los deseos de concordia que anuncia esta religiosa Constitución a la Monarquía Española.