martes, junio 09, 2009

Medina Sidonia en la Guerra de la Independencia (III)











La capitulación de Bailén, José Casado del Alisal (1864), Museo del Prado





Otro joven soldado asidonense en la Guerra de la Independencia

Sólo catorce años contaba Juan Bautista Cervera y Ferreras cuando solicitó permiso a su padre, el munícipe asidonense Pascual Jaime Cervera, para incorporarse como cadete al Regimiento Principal de Jerez, que se estaba formando para agregarse a las tropas del general Castaños a poco de producirse el levantamiento del dos de mayo.
Juan Bautista participó en la batalla de Bailén y en algunas otras, alcanzó el grado de subteniente, pero a los 16 años cayó prisionero. Mientras era conducido rumbo a Francia, consiguió escapar, aunque fue sorprendido por un oficial de caballería francés que, "quizá compadecido de su corta edad, lo tomó a la grupa de su caballo y lo incorporó nuevamente a la conducción".
Nos sigue contando su descendiente José Cervera Pery, de quien tomamos los datos que aquí exponemos (El almirante Cervera, un marino ante la historia, Madrid, Editorial San Martín, 1998, pp. 15-16), que la vigilancia en el convoy de prisioneros se relajó al alcanzar el mismo los límites de Navarra: en un descanso se formaron grupos de diez, "con orden de presentarse a la revista de la puesta de sol, previniéndoseles que por cada uno que faltara de la lista, se fusilarían dos del grupo sacados a suerte". Por la tarde, faltaban siete hombres del grupo de Cervera, y a éste no le cupo sino huir también.
Unos meses después de su fuga, Juan Bautista consiguió llegar a Medina Sidonia y se escondió en el cortijo del Turujal, propiedad de su padre. Sin embargo, su presencia fue conocida por el general Cassagne, que se encontraba en el pueblo con su división y que precisamente estaba alojado en casa de don Pascual Jaime Cervera. Según nos refiere José Cervera, el General comentó a su anfitrión: "Un hijo suyo está escondido en una de las fincas del término; mañana voy a mandar que las registren y sentiría muchísimo pagar la buena acogida que usted me ha dispensado si tengo que cumplir las órdenes severísimas sobre los prisioneros". Avisado el muchacho, huyó a Cádiz.
El 30 de mayo de 1815 el subteniente Cervera y Ferreras, con veintiún años y la salud quebrantada, solicitaba el retiro del ejército.

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