miércoles, abril 29, 2009

Esculturas romanas (V)









El togado del Ayuntamiento (II)


El 20 de agosto de 1926 el alcalde de Medina Sidonia, don Antonio María de Puelles y Puelles, gran aficionado a la arqueología como quedó visto en el memorial que redactó para dar cuenta del hallazgo de la pieza, remitía al presidente de la Real Academia de la Historia, una fotografía de la misma. La instantánea muestra la estatua bajo los soportales de las Casas Consistoriales de la ciudad, justo a la izquierda de la puerta principal, y es idéntica a la que nos ofrece Miguel Roa Guzmán en su libro Medina Sidonia, más de un siglo en imágenes (p. 56). La documentación asidonense fue puesta a disposición de la Comisión de Antigüedades de la Academia, presidida por el Conde de Cedillo, el 5 de octubre. Fue encargado su estudio a don José Ramón Mélida y Alinari (1856-1933), ilustre arqueólogo que dirigió excavaciones en Numancia y Mérida –cuyo teatro romano descubrió–, director del Museo Arqueológico Nacional desde 1916, catedrático en la Universidad Central, etc. Dos años después del descubrimiento, en la sesión del 9 de noviembre de 1928, el profesor Mélida presentaba su informe. Extraemos del mismo los pasajes más interesantes:

La estatua, falta de cabeza y manos, algo mayor que el natural, como de costumbre en esta clase de obras del arte romano, mide 2 m 825. Representa un personaje togado, en pie, que tiene a su lado izquierdo una caja de volúmenes redonda. A lo que puede juzgarse por la deficiente fotografía es una escultura de buen arte y parece, en lo que de ella se conserva, que no ha sufrido mucho. Es en suma un buen ejemplar de tipo conocido y repetido en imágenes de magistrados. De la inscripción que se dice tiene en la base, unos signos numerales al parecer, no es posible formar juicio sin una reproducción exacta.
En cuanto al destino que debe darse a la estatua la Comisión entiende que no siendo propio emplear como adorno de jardines los mármoles antiguos, sino guardarlos con mayores garantías de conservación donde puedan ser estudiados, será conveniente pase a formar parte de las colecciones del Mueso Arqueológico Provincial de Cádiz o del Arqueológico Nacional.

Poco se añadía, pues, a lo apuntado por el alcalde Puelles salvo la advertencia, que hoy nos parece perogrullada, de que la escultura no podía exponerse al aire libre. La sugerencia de que fuese trasladada a Cádiz o a Madrid sin duda no sentaría bien en el consistorio asidonense, pero, al fin y al cabo, esta decisión competía a otras instancias.
D. Antonio María de Puelles y la estatua recién descubierta. Fotos cedidas por Miguel Roa

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