miércoles, marzo 21, 2012

Thebussem (XIII)

Otro poema dedicado al Doctor Thebussem

En el número 72 de la revista Blanco y Negro (18 de septiembre de 1892) Manuel Matoses dedicaba al Doctor Thebussem un romance bajo el título "Tarjeta postal al Doctor Thebussem, en Medina Sidonia" agradeciéndole la publicación y envío de sus obras Primera ración de artículosUn triste capeo, impresas meses antes en Madrid en la Imprenta de los Sucesores de Rivadeneyra.


Inolvidable Doctor
Y muy excelente amigo:
La primer satisfacción
Que a mi regreso recibo,
Es el hallar en mi mesa
Los dos excelentes libros
Que ha dado usted a la estampa
Con acuerdo prudentísimo.
¡Con qué afecto los acojo
Y gratitud los admito!
¡Dios pague a usted el obsequio
Que con los tales recibo!
Como lo que escribe usted
Me parece a mí oro fino,
Me he deleitado con ellos,
Leyendo con regocijo
Trabajos para mí nuevos
Unos, y otros conocidos.
Titula usted al primero
PRIMERA RACIÓN DE ARTÍCULOS.
¿Ración llama usted a esto
Que es un banquete magnífico?
Lo dirá usted por el precio,
Que no puede ser más ínfimo.
¡Dos pesetas un volumen
De más de setenta artículos
Amenos como ellos solos
Como de usted bien escritos!
¡Un libro en cuarto mayor,
O in folio, que es mejor dicho!
Perdóneme usted, Doctor:
Pero lo que es yo, no admito
Que se llame una ración
A tan suculento libro,
Lleno de platos variados
Y de manjares tan ricos,
Que al ser más inapetente
Abrieran el apetito.
¡Qué amenidad! ¡Qué gracejo!
¡Qué facilidad! ¡Qué estilo!
¡Y qué lujo de impresión!
¡Y qué papel tan magnífico!
Libros buenos y baratos
No son, Doctor, de este siglo,
Sino de los venideros;
Pero, en fin, es usted rico,
Y emplea usted su fortuna
En objetos utilísimos,
Y bien puede anticiparse
En esto a los de otros siglos.

                   ***

Al otro, UN TRISTE CAPEO
Ha puesto usted como título.
¿Triste? No, señor; ¡protesto!
¡Cómo triste! ¿Quién lo ha dicho?
Regocijado y alegre,
Y ameno y archierudito.
¡Si me parece mentira
Que en un asunto tan nimio
Encuentre medios usted
De ofrecer tanto atractivo!
¡Hablar de cosas de toros
Y darles tan nuevo giro!
Dígalo, si no, Carmena, (1)
Que lo diga, Sobaquillo, (2)
Que lo diga Peña y Goñi (3)
Y los que ponen el mingo
En un asunto en que yo
Soy lego más que novicio.
En fin, por ambos volúmenes
De veras le felicito.
Dios le pague a usted por ambos
El obsequio que recibo;
Dios le conserve su ingenio,
Que reconozco y admiro,
Y viva usted tantos años
Como yo le necesito
Para que mi vanidad
Pueda por ahí darse pisto
Diciendo: “¿El Doctor Thebussem?
¡Hombre! ¡Gran amigo mío!”
Con que hasta otra, y…. ¡por Dios
No me eche usted en olvido!

 

Esta misma revista se había hecho eco en su número 69 (28 de agosto de 1892) de la publicación de las dos obras a que se refiere Matoses con estas palabras:

Los elogios que BLANCO Y NEGRO pudiera hacer de las obras y escritos del célebre Dr. Thebussem serían interesados en el concepto de los necios, e inútiles en el concepto de los doctos. Decimos esto con motivo de los dos libros que del insigne literato acaban de ponerse a la venta en todas las librerías, titulados el uno : Primera ración de artículos, y el otro: Un triste capeo, y que a su mérito intrínseco reúnen el ser tan baratos que el no adquirirlos constituye un verdadero absurdo. Un triste capeo tiene 210 folios y cuesta una peseta, y Primera ración de artículos consta de 575 folios en 4.º, y cada ejemplar vale ¡DOS PESETAS! El Dr. Thebussem es tal vez el único escritor que puede permitirse esos lujos… para que todo el público sea quien los disfrute.

 La Primera ración de artículos, que Thebussem dedicó a “la buena y gratísima memoria” de sus padres contenía, amén del célebre “Proemio galeato”, en el que el autor advierte a sus lectores del tipo de literatura de que se ocupa (la de entretenimiento, que muchos han denostado), artículos sobre: biografías, arte dramático, comercio, bibliografía, Derecho Internacional, cortesías, Real Hacienda, poesía, política, administración municipal, jurisprudencia, arqueología, filología, caza y pesca, gastronomía y varios. Un triste capeo contiene interesantes escritos acerca de la historia de la tauromaquia (apuntes biográficos sobre Pepeíllo, Paquiro o Pedro Yuste de la Torre) junto a otros de tema diverso, entre ellos "Padrinazgo de José Napoleón", en que refiere cómo el rey apadrinó a dos mellizos en Arcos de la Frontera cuando pasó por ella en febrero de 1810.
 
Evidentemente, no era la ganancia que pudieran reportarle lo que más interesaba a Thebussem de sus obras, y mucho menos que fuesen "pirateadas", como diríamos hoy, a tenor de las graciosas advertencias con que las acompañaba, y que reproducimos junto a las portadas de las mismas.




El escritor valenciano Manuel Matoses (1844-1901) inició su carrera literaria en la redacción del periódico Gil Blas, de donde pasó a El Globo; allí hizo popular su seudónimo “Andrés Corzuelo” en la columna “Dimes y diretes”. Escritor “festivo”, publicó varios juguetes cómicos que lograron gran éxito: ¡Una prueba! (1875), El número 107 (1876), Sin dolor (1876), Reclamaciones y bombos (1879), ¡Ecce homo! (1880), Danza de monos (1892), A primera sangre (1900); fueron famosas sus ¡Aleluyas finas! (1889); y eran muy seguidas sus colaboraciones en la revista Blanco y Negro (“Un poco de todo”), donde escribía artículos de costumbres de tono ingenioso y breves comentarios de la actualidad que buscaban siempre la risa del lector.

Thebussem se carteaba frecuentemente con él, y le dedicó varios de sus artículos: “Señor y Don” (1887), inserto en la Primera ración de artículos; “Seudonimia” (1887), incluido en la Tercera ración; “El Correo y la Gaceta” (1887), reeditado en Fruslerías postales; haciéndole partícipe de la Segunda ristra de ajos (1886) para la que "Andrés Corzuelo" escribió la cabeza XIV “Karaj”.

1. Luis Carmena y Millán (1845-1904), escritor taurino gran amigo de Thebussem con quien mantuvo una activa correspondencia y al que abrió las puertas de las revistas especializadas en la fiesta.

2. Seudónimo empleado en sus críticas taurinas por Mariano de Cavia (1855-1920). En 1891 se había publicado su De pitón a pitón, una selección de una treintena de “crónicas cornamentales”.

3. Antonio Peña y Goñi (1846-1896), crítico taurino y musical, director de La Lidia en este momento, donde publicaba sus artículos con el seudónimo "Don Cándido". Corresponsal y amigo igualmente de Thebussem.

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