sábado, abril 26, 2014

Un artículo de Thebussem sobre el patrimonio eclesiástico (I)



Reproducimos a continuación un artículo del Doctor Thebussem de especial interés para Medina Sidonia ya que en él se nos refieren varias "reformas" habidas en su tiempo en los muebles e imágenes de la Iglesia de Santa María la Mayor. Dedicado al profesor del Seminario de San Bartolomé de Cádiz don José María León y Domínguez,(1) se hace eco de la especial preocupación por los enseres, muebles y objetos religiosos existentes en sus iglesias por parte del obispo de Barcelona don José María de Urquinaona,(2) lo que le había llevado a redactar una circular sobre el particular y a promover los estudios artísticos entre los aspirantes al sacerdocio de su diócesis. 

Creo que viene al caso: desidia y desconocimiento por parte de los cuidadores del patrimonio, falta de gusto, enajenaciones, modernidad de Cataluña frente a Andalucía...

Circular del Obispo de Barcelona
(1879)
A don José María León y Domínguez

Señor y amigo mío:

El ilustrísimo prelado Urquinaona acaba de dar una prueba de su reconocido celo, de su talento y de su amor a las artes con la circular fechada en Villafranca del Panadés el 21 de agosto de 1879. Es objeto del Obispo de Barcelona poner coto a la destrucción y exterminio que, por ignorancia de las personas encargadas de su custodia, sufren los objetos artísticos e históricos que se guardan o forman parte de las iglesias y monasterios de aquella diócesis.

Mejor que yo sabe Vm. que los muebles de los templos cristianos tienen y conservan hoy un tipo especial, que varía notablemente del menaje de los edificios profanos, y que las cruces, los candeleros, los atriles, los libros, los bancos y hasta las últimas menudencias destinadas al culto, revisten una forma que las distingue de los objetos semejantes que se aplican a las necesidades o al lujo de la vida en el hogar doméstico. Dando por sabidos los más vulgares rudimentos de la arqueología sagrada, y admitida, como supongo que Vm. admitirá, la gran importancia, riqueza y valor histórico que en España encierra, no dudo que Vm. apreciará en todo lo que vale la circular de quien me ocupo. Mientras las naciones, o el desarrollo siquiera del gusto arqueológico no formen parte precisa de los estudios canónicos, como ya sucede en el Seminario de Barcelona, es necesario deplorar la incuria o mal gusto de los que debieron ser fieles guardadores de las bellezas y preciosidades artísticas que atesoran todavía nuestros templos, y es necesario también que el clero tenga en el adorno de los monumentos cristianos, la iniciativa que sea compatible con la nueva faz que ha tomado la vida de la sociedad moderna, tan diferente de la de los siglos medios.

Pero lo más importante, a mi gusto, en el escrito de que trato, es la prohibición de ceder o enajenar cualquier utensilio, libro, lápida, manuscrito, retablo, banco, etc. que se recomiende por su mérito artístico o por el solo sabor de su antigüedad. "A este fin (prosigue diciendo el Obispo), hemos de hacer observar que, aun cuando algunos de dichos objetos u otros análogos no tengan valor bajo el punto de vista meramente material, los siglos que cuentan de existencia y la consecuente estima que les van dando los estudios arqueológicos, de los cuales la Iglesia católica es la primera maestra, los colocan en la categoría de res pretiosae"; encargando a los curas párrocos y demás capellanes y custodios que no se desprendan de tales objetos ni procedan a su restauración sin obtener permiso de la Secretaría Episcopal, que lo dará según el dictamen que emita la Junta de dignísimas personas nombradas al efecto por su señoría ilustrísima, y cuya Junta ha de entender también en lo relativo a indumentaria, a fin de que desaparezcan para siempre las formas raquíticas, escuálidas, profanas y aseguradas de ciertas vestiduras sacerdotales". 

(1) El gaditano José María León y Domínguez (1838-1906) estudió en el Seminario de San Bartolomé, del que fue luego profesor y catedrático, impartiendo clases de Retórica, Poética, Humanidades, Teología, Filosofía y Literatura. En 1880 fue nombrado beneficiado de la catedral de Cádiz y en 1887, canónigo de la misma. Su labor literaria (Los mártires patronos de Cádiz, drama; El ángel de Puig-Cerdá, drama; Dimas, o la huida a Egipto, drama; De Cádiz a Roma, álbum descriptivo de la primera peregrinación española al Vaticano en 1876; Galería dramática infantil; Recuerdos gaditanos...) fue premiada con la pertenencia a la Real Academia de la Lengua y a la Academia de Buenas Letras de Sevilla. (cadizpedia)
(2) José María Urquinaona y Bidot (Cádiz, 1814 - Barcelona, 1883) se formó también en el Seminario de Cádiz, y se ordenó sacerdote en 1837. En 1868 fue nombrado Obispo de Canarias, y en 1877, de Barcelona, cargo que ocupó hasta su muerte. Construyó el nuevo seminario de Barcelona (1879), al que dotó de un museo de Geología y una academia filosófico-científica. Consiguió de León XIII la proclamación de la Virgen de Montserrat como patrona de Cataluña, y su coronación. Asistió al Concilio Vaticano I como secretario de los obispos españoles. Fue senador por la provincia eclesiástica de Cataluña (1879) y defendió en Madrid los intereses de la industria catalana. Se encuentra sepultado en la Basílica de la Merced de Barcelona, donde se le dio su nombre a una céntrica plaza.  (wikipedia)

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