Girl in yellow drapery (Muchacha vestida de amarillo), John Willian Godward (1901), Colección privada |
Aestus erat, mediamque dies exegerat horam;
Adposui medio membra levanda toro.
Pars adaperta fuit, pars altera clausa fenestrae;
Quale fere silvae lumen habere solent,
Qualia sublucent fugiente crepuscula Phoebo, 5
Aut ubi nox abiit, nec tamen orta dies.
Illa verecundis lux est praebenda puellis,
Qua timidus latebras speret habere pudor.
Ecce, Corinna venit, tunica velata recincta,
Candida dividua colla tegente coma, 10
Qualiter in thalamos formosa Semiramis isse
Dicitur, et multis Lais amata viris.
Deripui tunicam nec multum rara nocebat,
Pugnabat tunica sed tamen illa tegi.
Quae cum ita pugnaret, tamquam quae vincere nollet, 15
Victa est non aegre proditione sua.
Vt stetit ante oculos posito velamine nostros,
In toto nusquam corpore menda fuit.
Quos umeros, quales vidi tetigique lacertos!
Forma papillarum quam fuit apta premi! 20
Quam castigato planus sub pectore venter!
Quantum et quale latus! quam iuvenale femur!
Singula quid referam? nil non laudabile vidi
Et nudam pressi corpus ad usque meum.
Cetera quis nescit? lassi requievimus ambo. 25
Proveniant medii sic mihi saepe dies!
...
Calor hacía, y el día pasaba ya de su mitad;
Eché mi cuerpo en medio de la cama para aliviarlo.
Una hoja de la ventana se quedó abierta; la otra, cerrada.
Una luz como casi la que suelen tener los bosques,
Como reluce el crepúsculo cuando huye Febo
O cuando la noche se va y aún no ha nacido el día.
Ésa es la luz que ha de ofrecerse a las amantes vergonzosas,
La que dé esperanzas a su tímido pudor de encontrar escondrijos.
Y he aquí que aparece Corina, cubierta con una túnica desceñida,
Cubriendo su blanco cuello una cabellera dividida en dos,
Cual al tálamo la hermosa Semíramis se dice
Que fue, y Lais, amada por muchos hombres.
Le arranqué la túnica, y eso que, por transparente, poco estorbaba;
Con todo, ella peleaba por cubrirse con la túnica.
Y luchando como la que no quiere vencer,
Fue vencida no con dificultad a causa de su propia traición.
Cuando se quedó quieta ante mis ojos con la ropa ya quitada,
En parte alguna de su cuerpo apareció defecto:
¡Qué hombros, qué brazos vi y toqué!
¡La forma de sus tetas, qué apropiada para tocarlas!
¡Qué liso su vientre bajo el moderado pecho!
¡Qué grandes y hermosas sus caderas! ¡Qué muslo juvenil!
¿A qué referir detalle por detalle? Nada vi que no fuera digno de elogio.
Y desnuda la apreté contra mi cuerpo.
Lo demás, ¿quién no lo sabe? Fatigados descansamos ambos.
¡Que me vengan a menudo muchos mediodías como éste!