Ariadna abandonada en Naxos. Grabado de Johann Ulrich Krauss |
En 1676 se publicaba en la Imprenta Real de París la versión al francés de Las metamorfosis de Ovidio realizada por el poeta y dramaturgo Isaac de Benserade (1613-1691) empleando la estrofa denominada "rondeau": Métamorphoses d´Ovide en Rondeaux. Imprimez et Enrichis de Figures par Ordre de Sa Majesté, Et Dediez a Monseigneur le Dauphin (Paris, Imprimerie Royale, Sebastien Mabre-Cramoisy imprimeur de Sa Majesté). El escritor normando, que había recibido una pensión del cardenal Richelieu y comenzado su carrera literaria con la tragedia Cleopatra (1635), se convirtió a la muerte de éste en favorito del Duque de Brézé, del cardenal Mazarino y, finalmente, del propio Luis XIV, en cuya corte destacó como autor de letras de ballets. Fue el mismo rey quien le encargó poner en verso la obra de Ovidio, pero en un momento en que la estrella de Benserade empezaba a declinar. Poco después se retiraría a Gentilly.
El "rondeau" (rondó) es una composición empleada en la poesía francesa desde el siglo XV que consta de trece versos endecasílabos y un bordón, que se reitera en las posiciones novena y decimoquinta. Clément Marot había establecido que éste debía surgir de las primeras cuatro sílabas del verso inicial. El esquema ideal sería el siguiente: primera estrofa, AABBA; segunda estrofa, AAB + bordón; y tercera estrofa, AABBA + bordón. He aquí el escrito por Benserade para referir libremente el episodio del abandono de Ariadna contenido en el libro octavo de Las metamorfosis:
"Ariane abandonnée se plaint dans un desert"
Il est bien dur de mourir de langueur
pour un ingrat toûjours maistre d'un coeur,
dont la pensée est encore à luy toute,
d'un coeur tout neuf qui perdit ce qui coûte,
si cher helas ! à la jeune pudeur.
Ce souvenir, s'il a quelque douceur,
pour un indigne, et cruel ravisseur,
pour Ariane est bien amer sans doute.
Il est bien dur,
L' abandonner à son propre malheur,
et que celuy qui cause sa douleur
ne vienne pas aux plaintes qu'il écoute,
pour essuyer des larmes qu'il redoute,
qu'il void couler, et dont il est l'autheur.
Il est bien dur.
"Ariadna abandonada se lamenta en un desierto"
Es muy duro morir de abatimiento
A causa de un ingrato, amo siempre de un corazón,
Que sólo piensa en él;
De un corazón tan ingenuo que hizo perder
a la joven su vergüenza, bien, ¡ay!, tan preciado.
Este recuerdo, si hay compasión
Con un indigno y cruel raptor,
Para Ariadna es bien amargo sin duda.
Es muy duro,
Abandonarla a su propia desgracia,
Y que el que causa su dolor
No acuda a los lamentos que escucha,
Para enjugar unas lágrimas a las que teme,
Que ve correr, y de las que es causante.
Es muy duro.
Páginas de la edición de 1676
La
edición parisina contaba con un frontispicio dibujado por el gran
pintor Charles Le Brun que fue grabado por Sébastien Le Clerc, y cada
"rondeau", impreso en la página derecha, iba acompañado a la izquierda
de una pequeña ilustración grabada y enmarcada, cuyos autores fueron el propio
Le Clerc (1637-1714), Jean Le Pautre (1618-1682) y François Chauveau (1613-1676). Este
último, muerto precisamente el año de la impresión del libro de que
tratamos y autor de muchos de los dibujos, tenía desde 1662 el título
de Grabador del Rey y era consejero de la Academia Real de Pintura y
Escultura. De su taller se conservan más de 6000 grabados que, entre
otros, ilustran obras de Scarron, Molière, Racine, Boileau o La
Fontaine. Por lo que respecta a Le Clerc, nacido en Metz e hijo de un
orfebre, había llegado a París en 1665 después de haber hecho carrera
militar como ingeniero. Allí Charles Le Brun, le aconsejó olvidar las
ciencias y dedicarse únicamente al dibujo y al grabado, llegando a
obtener de parte del ministro Colbert una pensión de 600 escudos con la condición
de que consagrara su talento exclusivamente al servicio del Rey.
Aceptado en la Academia Real en 1672, ejerció en ella como profesor de
Geometría y Perspectiva. Le Pautre, por su parte, se había especializado en los grabados de motivos arquitectónicos y ornamentales, y formaba igualmente parte e la Academia Real (desde 1617).
Chauveau
firmó los grabados que representan a Pasífae y el toro y a Teseo
preparado para entrar en el laberinto, es decir, los que preceden al que nos interesa, en el que no advertimos, sin embargo, autógrafo alguno. En el mismo aparece en primer plano
Ariadna, ataviada con túnica y calzada en un solo pie, su cabello
hermosamente recogido. Ha salido de la tienda en la que ha pasado la
noche con Teseo tras advertir su ausencia y corre desesperada alzando
los brazos al ver que el barco (anacrónico) del ateniense se pierde en el horizonte. La abundante
vegetación poco tiene que ver con el paisaje desolado que pintaba
Ovidio.
Páginas de la edición de 1697 con grabado de Van Hagen |
La obra en cuestión fue reeditada en Amsterdam en 1679 por el impresor Abraham Wolfgang, pero en esa ocasión se prefirió colocar el texto a la izquierda, y los grabados, cuya copia fue encomendada a Christian van Hagen, a la derecha. Como puede verse en la imagen que reproducimos, se ampliaron e invirtieron los dibujos, para lo que se emplearía la técnica de proyección en un espejo, pero las modificaciones en éstos son muy leves (obsérvese, por ejemplo, en la representación de Ariadna abandonada el contorno de la cresta montañosa del fondo). Estos grabados de Van Hagen fueron empleados también en la edición de 1697 (Amsterdam, Pierre Mortier).
Grabado de Krauss para la edición de 1690 |
Una nueva edición de estos grabados se realizó en 1690 en la ciudad de Ausburgo, en el taller de Johann Ulrich Krauss (1655-1719), impresor asimismo de Die
Verwandlungen des Ovidii: in zweyhundert und sechs und zwantzig
Kupffern, título de estas Metamorfosis ilustradas. En cada página del libro aparecían dos ilustraciones acompañadas de un breve texto en alemán.