domingo, septiembre 08, 2013

Historias de Medina Sidonia (X)


 

Portada de la primera edición de la Crónica de Florián de Ocampo

La leyenda de Baucio Caropo (IV)

Quedó dicho que el Libro de grandezas y cosas memorables de España de Pedro de Medina, fuente de la que bebió el Vicario Martínez en todo lo concerniente a la gesta de Baucio Caropo,  fue publicado en Sevilla por Dominico de Robertis en 1548. Cinco años antes aparecían en Zamora, en la imprenta de Juan Picardo, los cuatro primeros libros de la Crónica general de España redactada por el cronista real Florián de Ocampo (Los cuatro libros primeros de la Cronica general de España que recopila el maestro Florian do canpo criado y cronista del Emperador Rey nuestro señor por mandado de su magestad çesarea), obra que comprendía los hechos acontecidos desde la creación del mundo hasta la muerte de los Escipiones y cuyo propósito principal era demostrar la antigüedad de la monarquía española. Ante la escasez de fuentes históricas,  Ocampo acudió en multitud de ocasiones a los relatos legendarios y a la ficción, no dudando, por ejemplo, inventar autores que jamás existieron (como Julián Lucas); asumió como verdaderos sin mayor comprobación muchos datos ofrecidos por cronistas anteriores, ya españoles ya italianos (como Annio de Viterbo); recurrió para justificar algunos de sus argumentos a inscripciones consideradas falsas ya por los humanistas españoles…

Pues bien,  en el capítulo XXIX del libro segundo, intitulado “De çierto recuentro que los capitanes cartagineses rezien venidos en España passaron en llegando con algunos andaluzes contrarios: y dela guerra que se començò de los vnos àlos otros en aquella tierra”, leemos lo que sigue:

Passada la flota cartaginesa desde Cáliz enlo firme del Andaluzia: hechos algunos saltos y robos, primero porlas marinas, y despues algo mas dentro porla comarca segun/ ya contamos. començaron muchos lugares à se reçelar, y basteçer, y pertrechar contra sus dañadores: particularmente los vezinos dela çiudad de Turdeto, de quen ya tenemos escrito: los quales, con mucho mas poder y mas diligençia que ninguno de los otros pueblos, se pusieron à punto no solo para resistir les, sino tanbien para los ofender si dañassen alguna cosa de su çiudad/ acaudillaron otrosi la gente comarcana, señalando por capitanes y quadrilleros entre si personas que tuuiessen cargo del negoçio: entre las quales personas dizen auer sido principal capitan y caudillo sobre todos vno llamado Bauçio caropo, o segun lo nonbra don Sebastian eleto de Salamanca enel prologo de sus historias, Boçio capeto/ natural y morador en aquel pueblo de Turdeto/ varon de cresçida estatura, dotado de grandes fuerças y esfuerço, pero no de no menos virtud y prudençia / tanto, que ya desde muchos años antes, juzgaua la gente de su ciudad y lo mas de todas sus comarcas en los playtos (sic) y debates que suçedian/ con otros siete varones, semejantes a el en bondad y discreçion, à quien este Bauçio tenia señalados para conpañeros de su cargo, muy entendidos y sabios todos ellos en la geometria, leyes, y filosofia moral de los andaluzes turdetanos: las quales leyes fueron antiquissimas, segun escreuimos en el terçero capitulo del primer libro: y comunmente las aprendian de cabeça los varones nobles y principales de esta gente: para que, teniendo las en la memoria, supiessen gouernar à si, y à los otros vulgares de sus pueblos. Siendo pues tal este Bauçio caropo, sabido que los cartagineses y todos los de Cáliz eran ya passados en el Andaluzia/ donde repartidos por la tierra, luego de la primera llegada quemaron çiertas caserias, y tomauan ganados, y prendian y matauan honbres de su naçion quantos hallaron à la mano. pesquiso házia que parte discurrían çiertas vanderas africanas que hazian lo mas deste daño: las quales tuuo noticia muy çierta que corrian el campo mas delanteras que las otras: y se recogian en vna palizada que por alli tenian çercada de fosas y bien fortalesçida, con vn capitan cartagines mucho diligente y astuto llamado Mezerbal, ò segun otros escriuen Mahárbal, que procuraua de sostener aquella pendençia mas que nadie. Luego como de todo fue çertificado Bauçio capeto, salio de su pueblo y venida la noche, con el numero de gente que le paresçio neçessario: y llegados alas estançias de los cartagineses acometieron por todas partes tan animosamente, que saltadas las fossas entraron lo fuerte de la palizada, donde se començo la matança mucho cruel y sangrienta/ con tanta presteza que casi nadie pudo librarse de prision ò de muerte, sino fueron Mezerbal el capitan: y muy pocos otros que viendose perdidos tomaron cauallos, y desanparada la gente que moria, se pusieron en saluo heridos y maltratados primero que dela palizada saliessen. Conesto, los turdetanos y su capitan, tornaron à la ciudad: y los despojos que por alli ganaron, aunque fueron pocos y no muy presçiosos, los colgaron enel tenplo de sus ydolos, con algunas manos diestras que cortaron à los muertos prinçipales, y las pusieron entre las otras preseas/ segun que lo tenian de costumbre por memoria de sus vitorias. Aquello feneçido, porque la gente gustasse mas dela prosperidad, y los enemigos cobrassen doblado pauor/ el dia siguiente Bauçio caropo vino por las riberas abaxo del ryo que dezimos agora Guadalete caminando contra la mar/ de quien hablaremos mas adelante mas en particular, segun pensamos, en los veynte y nueue capitulos siguientes: y como supiesse que tanbien alli tenian los cartagineses çiertos bateles con mantenimientos de pan y viandas, acometiolos de supito con mucha feroçidad, y tomados à prision algunos que se defendian, les puso fuego quemando los todos con quanto dentro tenian. Esto dio gran temor àlos contrarios para no se desmandar como pensauan: y para biuir mas auisados que primero. pero mucho mas los espanto cierto salto que poco despues el mismo Bauçio quisiera dar enotro repáro çerca deste: puesto que no vino en efeto como lo passado, porque los cartagineses que lo defendian, quando supieron que Bauçio venia, desanpararon el sitio: dexando todas sus armas y prouisiones, sin esperar à coger nada dellas, como cosa que les yua menos que en saluar las vidas: o tanbie porque detenidos los enemigos enel robo, tuuiessen los cartagineses mas lugar en la huyda/ como de hecho suçediò, quando los turdetanos y su capitan llegaron: que, recogido quanto por alli pudieron auer, se boluieron à su pueblo, cargados de muchas preseas: y lo pusieron enla parte que primero pusieron el robo delos otros recuentros que conellos auian passado.

Folio 109 de la primera edición de la Crónica de Ocampo
  

Y en el capítulo XXX, “Como los cartagineses mudaron el estilo dela guerra, poniendo treguas con algunos andaluzes: y con otros prosiguieron la pendençia tibiamente, fauoreçiendo siempre la parte delos de Cáliz”:

Hizieron se tan à tiempo los desbarates sobredichos, y con tal esfuerço y denuedo, que visto por los cartagineses el daño que resçebian: y que los turdetanos andauan ayrados, y se parauan àla guerra de proposito, con capitanes señalados, no lo soliendo hazer, segun otros dezian, sino quando tenian cosas muy determinadas. paresçioles que para poder quedar en aquella region y comarcas, efetuando la demanda secreta que pretendian, conuenia segurar los por entonçes, y no permitir que de gente tan poderosa por aquellas partes tuuiessen contradiçion. A este fin, les enbiaron luego mensajeros diziendo/ que çiertos, capitanes suyos no sabiendo las diuisiones ò repartimientos dela tierra, se sometieran por aquella region de Turdetania haziendo males y daños en ella: de lo qual a todos los otros cartagineses auia desplazido, porque su principal intençion era paçificar las turuaçiones passadas conel menos rigor y castigo que fuesse posible: generalmente por todas las gentes que huuieron offendido àlos de Cáliz y à sus tenplos y dioses y cosas santas: y mucho sin menos daño que de nadie conla naçion de los turdetanos à quien tenian espeçial mandamiento dela señoria cartaginesa, que los resçibiessen en su confederaçion,  y les hiziessen todas las buenas obras y buena vezindad que pudiessen: assi por lo meresçer ellos, como por tener ya notiçia que de todo lo hecho contra Cáliz fueron poco culpados: y que para seguridad delo dicho mandarian à lahora que las conpañias cartaginesas quantas por allí se desmandauan saliessen de su prouinçia sin hazer le mas daño/ por tanto que los turdetanos reposassen, y dexassen las armas, no queriendo tomar reçelo de quien no tan solo no los auia de injuriar, sino vedar y contradezir à qualquier otra gente que les ofendiesse. Paresçio les muy bien à los turdetanos andaluzes la petiçion delos cartagineses, segun aquellos dias eran ynoçentes y bien acostunbrados, y quanto àla replica della respondieron que holgauan en oyr sus buenas razones y comedimientos, aunque las obras primeras fueron mucho contrarias delo que publicauan al presente: mas que salidos ellos dela prouinçia, como prometian, lo tendrian todo por çierto. quanto à lo siguiente, harian como les hiziessen/ pues dado que los vezinos de Turdeto con toda la naçion turdetana fuessen conosçidamente desseosos de paz/ siendo la guerra neçessaria, holgauan tanto conella como con el reposo: porque lo tal amonestauan y mandauan sus leyes antiguas, à quien ellos tenian por reglas y preçeptos de su biuir, y que lo demas guiassen los dioses como les plugiesse, fauoresçiendo las partes justas: y confundiendo los tyranos donde quiera que saliessen. Esta respuesta, segun fue bien atentada, podemos pensar, que la darian por consejo del andaluz Bauçio caropo su capitan: del qual no hallamos otra memoria fuera delo que diximos enel capitulo preçedente, mas de ser muerto passados pocos dias: y que sus parientes lo sepultaron magnificamente, poniendole por el contorno del monumento tantas piedras enhiestas quantos aduersarios le vieron matar enlas guerras y quistiones en que se hallò quanto fue biuo, porque tal costumbre tenian en sus mortuorios casi todas las gentes españolas desu tiempo, y aun lasde muchos otros siglos mas adelante. Desde entonçes los cartagineses dexaron aquella prouinçia delos turdetanos…

La simple lectura de estos textos deja bien a las claras cuál fue la fuente de Pedro de Medina, pero hablaremos de ello más por extenso en una nueva entrada.
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