El general Latour-Maubourg
A los pocos días de la llegada de las tropas de caballería francesa a Medina Sidonia a principios de febrero de 1810, fue destacado a la ciudad el general de división Latour-Maubourg. Su misión: asegurar la retaguardia de la línea del bloqueo de Cádiz, sostener el empuje de las partidas que bajaban de la Sierra y preparar la ocupación de las plazas del Campo de Gibraltar. El General permaneció en Medina al menos hasta mediados de diciembre de ese año, alojado en las casas del rico propietario don Juan de Pareja Padilla, en el Llanete de Herederos, en lo que hoy es el Hotel Medina Sidonia.
Victor de Fay de Latour-Maubourg, o La Tour Maubourg (La Motte-de-Galaure, en 1768- Dammarie-lès-Lys en 1850), hermano del también militar y político Charles César de Fay de La Tour-Maubourg (1756-1831), pasó su infancia en el castillo de Maubourg (Alto Loira) y se convirtió en mosquetero de la Reina a los 14 años. Era subteniente de Infantería en 1782 y, como guardia de corps, le tocó estar en el castillo de Versalles en las jornadas de 5 y 6 de octubre de 1789, acompañando a María Antonieta cuando el populacho invadió el palacio. Emigró con el resto de su familia en 1792 con deseo de llegar a Holanda, pero fue detenido por los austriacos, sufriendo un breve cautiverio. En 1798 regresó a Francia. Ya con Napoleón, fue ayudante de Kleber y de Meron en la campaña de Egipto, recibiendo su primera herida en el asalto de Alejandría. Coronel de caballería en 1805, ascendió a general de brigada en la batalla de Austerlitz. Participa en las campañas de Prusia y Polonia (fue herido en la batalla de Dreypen). Asciende a general de división pocos días antes de Friedland, donde fue herido nuevamente. Destinado a España (1808) para dirigir la caballería del Ejército del Mediodía, destacó en las batallas de Madrid, Cuenca y, sobre todo, Medellín. Durante cuatro años que permaneció en la Península mereció por su moderación, demostrada en muchas ocasiones, el afecto del pueblo español. Llamado a Francia en 1812 para hacerse cargo del primer cuerpo de caballería del ejército de Rusia, manda el Batallón Sagrado, compuesto únicamente de oficiales. Se distinguió en Moscú, Majarik y durante la retirada de las tropas napoleónicas. Durante la campaña de 1813 destaca en Dresde. Una bala de cañón le arrancó una pierna en Leipzig mientras cargaba contra la guardia imperial rusa. Viendo a su sirviente llorar le dijo: «Consuélate, amigo mío, la desgracia no es tan grande para ti… Después de todo, ya no tendrás que encerar más que una bota». La amputación le fue practicada por el célebre cirujano el ejército imperial Dominique Larrey, quien anotó en sus Memorias: «Recibió un disparo de pequeño calibre que le rompió la rodilla derecha, herida grave que precisó la amputación de la pierna, reclamada por el propio herido. Yo la practiqué inmediatamente bajo el fuego del enemigo. Fue realizada en menos de tres minutos». Unido a quienes provocaron la caída del Emperador, ocupó altos puestos en la política de la Restauración. Fue nombrado par de Francia el 2 de junio de 1814 por Luis XVIII, convirtiéndose en marqués en 1817, año en que marcha a Londres como embajador. Fue Ministro de Estado y Ministro de la Guerra entre 1819 y 1821. En sus Memorias, el Conde de Agoult refiere que cuando Victor de Latour-Maubourg presentó a Luis XVIII un documento para reducir el número de mariscales de Francia, el rey le dijo: « Firmo a mi pesar esta ordenanza pues tenía la intención de nombraros mariscal ». Latour-Maubourg no accedió jamás a la dignidad suprema. En 1820 se le confía la reorganización de la infantería francesa. En 1821 se convierte en Gobernador de Los Inválidos, cargo que ocupó hasta 1830. Renunció a reconocer la monarquía de julio, acompañó a Carlos X en su exilio de Praga y en 1835 fue nombrado preceptor del Duque de Burdeos. Murió en 1850. Entre sus méritos destacan la Gran Cruz de la Orden de la Reunión y de la Orden de la Legión de Honor, ambas concedidas por Napoleón; la Gran Cruz de la Orden de San Luis y el título de caballero de la Orden del Espítitu Santo, concedidos por Luis XVIII. Muy considerado entre sus contemporáneos, llevan su nombre actualmente un gran bulevar y una estación del metro de París.
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