domingo, agosto 02, 2009

José Emilio Pardo (XXII)







La plaza de Waterloo en Batavia (1842). Tomado de http://www.engelfriet.net


La Batavia colonial
José Emilio da cuenta en su Diario de la gratísima impresión que le causó la ciudad de Batavia, tan limpia y cuidada:
La parte alta de la ciudad es un inmenso paseo. Calles anchísimas y rectas, hermosas casas con lindos jardines en el ingreso y con magníficos vestíbulos iluminados de gas. El río, dividido en más de cincuenta canales, lleva agua por todas partes de modo que la población se halla barrida, regada y limpia por extremo. Los gigantescos árboles de Java hacen de cada calle un delicioso paseo, y todo junto y cada cosa de por sí convierten a esta parte de Batavia en un bellísimo jardín. Todo esto es moderno, es decir, de principios de este siglo y se debe al excelente gobernador Van Der Capella. La plaza Konings Plein me llamó la atención porque no tiene adornos de ninguna clase, ni aun asientos siquiera. Es una gran llanura cuadrada de casi una milla de lado, rodeada de corpulentos árboles y de faroles de gas; por fuera la circundan cuatro hermosas calles de más de cuarenta varas de ancho cada una.
Su compañero Eduardo Iriondo ofrece en sus Impresiones... una descripción semejante de Konings Plein y de los canales que riegan la arbolada ciudad. Y exclama: "¡Qué diferencia con aquella Manila que se esconde tras sus negras murallas, alineando sus desiguales casas en estrechas calles sin admitir un árbol en su recinto, ni una gota de aquellas aguas transparentes que el caudaloso Pasig arroja a la bahía después que se cansa de ofrecérselas!"
Iriondo prosigue:
Todas las casas, abiertas a los cuatro rumbos, están rodeadas de galerías formadas por intercolumnios dóricos; pero especialmente en la fachada de algunas la vista se detiene complacida, como si recorriera las líneas de un pórtico griego. Los edificios principales son el palacio de Weltevreden, que ocupa, con sus dos alas, uno de los frentes de la vasta plaza de Waterloo, y contiene las dependencias del Gobierno Superior; las iglesias católica y luterana; el palacio del gobernador general; el hospital militar, que se puede presentar como modelo en su clase; el casino militar, titulado La Concordia; y La Harmonie, propiedad de una sociedad particular; el teatro; el hotel del residente de Batavia y algunos otros que no recordamos.
La plaza de Waterloo es, después del hermoso parque Konings Plein, el sitio más espacioso de Batavia, y en sus costados se levantan el palacio ya dicho y los pabellones de los oficiales de la guarnición. A sus inmediaciones se hallan, además, los cuarteles de las tropas, los parques de artillería e ingenieros, las oficinas de los jefes y, en fin, todas las dependencias del ramo de guerra. En el centro de la plaza hay una sencilla columna, erigida a la memoria de los individuos muertos al servicio holandés, en 1814, la cual remata un león que sujeta un mundo con su garra.

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