jueves, diciembre 04, 2025

SANTA BÁRBARA, DE JUAN SIMÓN GUTIÉRREZ

SANTA BÁRBARA, DE JUAN SIMÓN GUTIÉRREZ

Jesús Romero Valiente

    

                       

                                      Santa Bárbara, obra de Juan Simón Gutiérrez (Museo del Greco, Toledo)

      Hoy 4 de diciembre, día en que se celebra santa Bárbara, traemos aquí un óleo sobre lienzo que la representa obra de Juan Simón Gutiérrez, pintor nacido en Medina Sidonia (1634) pero cuya vida transcurrió mayormente en Sevilla hasta su fallecimiento en 1718. Aquí culminó su formación pictórica como miembro de la Academia de Murillo, puso taller, se casó, crio a sus ocho hijos y fue sepultado. La pintura mide 62,3 x 75,8 cm y nos muestra a la joven mártir con sus atributos habituales, la torre en que vivió encerrada y la palma del martirio, apareciendo tocada además con una corona de flores como símbolo de su inocencia.

     Cuenta Santiago de la Vorágine en La leyenda dorada, situando el suceso en Nicomedia en la época del emperador Maximiano (285-286), que allí vivía el noble y rico Dióscoro quien tenía una hermosísima hija llamada Bárbara, a la que mantenía encerrada en una torre para evitar que la viera varón. La doncella, que también era muy sabia, se había cuestionado los principios de la religión pagana y había entrado en contacto epistolar con Orígenes, gracias a cuyo enviado Valentín conoció los misterios del cristianismo, en el que fue bautizada. Cuando su padre intentó casarla, ella buscó excusas para no aceptar a los pretendientes. En cierta ocasión en que aquél emprendió un viaje y había dejado a unos obreros trabajando en la casa, la joven pidió a éstos que en el muro que estaban levantando pusieran tres ventanas (símbolos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo) en vez de las dos que había encargado su padre. Interrogada sobre el asunto, Dióscoro se enfadó tanto al conocer sus razonamientos que intentó asesinarla, pero Bárbara fue trasladada milagrosamente por un peñasco hasta una montaña, donde se ocultó. Delatada por un pastor, fue maltratada por su padre, quien la llevó hasta el gobernador Marciano ante el que la muchacha declaró sus creencias, siendo azotada cruelmente por ello. Encerrada en el calabozo, Jesucristo se le apareció entre resplandores, curó sus heridas y la previno del fin que le esperaba. Bárbara fue brutalmente torturada, y luego su propio padre la degolló. Falleció la mártir el 5 de diciembre.

     La obra en cuestión, una pintura devocional fechada entre 1680 y 1700 cuyo primer destino se desconoce, forma parte de la colección del Museo del Greco (Toledo) desde su apertura en 1911. Su propietario era precisamente el creador de esta institución, don Benigno de la Vega Inclán y Flaquer (1858-1942), II marqués de la Vega Inclán, y formó parte de su legado testamentario a la entonces denominada Casa del Greco. En el primer catálogo del museo, debido a María Elena Gómez Moreno (1968), figuraba adscrita a la escuela de Murillo, pero, aunque carezca de firma, el estudio realizado en julio de 2023 por el doctor Enrique Muñoz Nieto deja bien a las claras que es de mano de Juan Simón Gutiérrez. Los rasgos faciales son los habituales en sus personajes femeninos, baste la comparación con las jóvenes que aparecen en su Santo Domingo confortado por la Virgen y santas mártires (Museo de Bellas Artes de Sevilla), obra autógrafa de 1710. También la vestimenta y las joyas que porta la santa son muy semejantes a las de aquéllas. De mayor calidad es, sin embargo, esta Santa Bárbara, que presenta un dibujo más cuidado, un magnífico trabajo de veladuras en las carnaciones y una enorme delicadeza en las pinceladas de los adornos del vestido.



Fragmentos de Santo Domingo confortado por la Virgen y santas mártires (Museo de Bellas Artes de Sevilla)

            De factura y tamaño muy parecidos es también la Santa Justa atribuida a Juan Simón Gutiérrez que se encuentra en el Museo del Condado de Los Ángeles, deudora de la que pintó el maestro Murillo y expone el Museo Meadows de Dallas.

              Muñoz Nieto considera también que Vega Inclán pudo adquirir la obra en la propia Sevilla, ciudad en la que vivió, en cuyos círculos artísticos se movió y a la que enriqueció con sus escritos y sus proyectos de mejora en los Reales Alcázares o el Barrio de Santa Cruz, por ejemplo. No sabemos si don Benigno conocía en profundidad la prole de discípulos de Murillo, cuyo estudio es bastante más reciente; pero sí nos gustaría pensar que Juan Simón Gutiérrez no le resultaba indiferente. No obstante el primer marqués de la Vega Inclán, su padre, había nacido el 23 de marzo de 1820 en Medina Sidonia, donde también se guarda alguna obra del pintor. Aquí residían en el momento Benigno de la Vega Inclán y Enríquez (1789-1874) y su esposa Inés Sotera de Palma y Fernández, porque el abuelo había sido destinado a esta plaza con su regimiento de caballería después de haber participado en varias batallas durante la Guerra de la Independencia. Llegaría a ser mariscal de campo.       

 Bibliografía

-Vorágine, Santiago de la, La leyenda dorada (trad. fray José Manuel Macías), Madrid, Alianza Forma, 1982 (2ª ed. 1997).

- Menéndez Robles, María Luisa, La huella del marqués de la Vega Inclán en Sevilla, Sevilla, Arte Hispalense, 2008.

-Muñoz Nieto, Enrique, “Juan Simón Gutiérrez, intérprete de la persuasión murillesca: sobre Santa Bárbara del Museo del Greco”, Liño: Revista anual de historia del arte, Ediciones de la Universidad de Oviedo, 2003, pp. 51-62.

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