Siguiendo con su “adaptación”, Pedro de Medina convierte en natural de Sidón al héroe de la revuelta turdetana contra los cartagineses, Baucio Caropo, de quien Florián de Ocampo había dicho que era natural de Turdeto.
OCAMPO.- Entre las quales personas dizen auer sido principal capitan y caudillo sobre todos vno llamado Bauçio caropo, o segun lo nonbra don Sebastian eleto de Salamanca enel prologo de sus historias, Boçio capeto/ natural y morador en aquel pueblo de Turdeto (…)
MEDINA.- Entre los quales se escriue auer sido principal capitan y caudillo sobre todos vn varon llamado Baucio Caropo, segun lo nombra don Sebastian electo de Salamanca en el prologo de sus historias, Bocio Capeto natural de aquesta ciudad de Sidon.
Según Ocampo este caudillo había sido llamado “Bocio Capeto” por don Sebastián, electo que se decía de Salamanca, de quien en el prólogo a su obra refiere que había relatado la historia de España desde la época de Don Pelayo hasta la de Alfonso II el Casto. Los seguidores de Ocampo fueron repitiendo estas mismas palabras sin atender a su comprobación. Sin embargo, cuando se habla de la gesta de "Baucio Capeto" en la Historia general de España, escrita, enmendada y añadida por el P. Juan de Mariana, con notas y observaciones críticas, continuada hasta el año de 1851, t. I, p. 20 (Madrid, Oficinas y Establecimiento Tipográfico del Semanario Pintoresco Español y de La Ilustración, 1852) leemos en nota a pie de página:
Ciudad de Turdeto. Las juntas de los Españoles en Turdeto (ciudad no mencionada por ningún geógrafo), elección de Baucio Capeto en general de los Turdetanos, y finalmente toda esta guerra que con tan hermosos colores describe nuestro autor, es una novela forjada por Ocampo y otros, que dio motivo al Dr. Alderete para decir que estimara en mucho nos dieran los autores de donde se ha sacado. Acaso Ferreras señaló a Silio Itálico, pero no se halla tal cosa en los XVII libros de la Guerra Púnica. Ocampo, lib. II, cap. XXXII, dice que “D. Sebastian electo de Salamanca nombra al capitán Bocio Capeto en el prólogo de sus Historias”. Pero, si este D. Sebastián es el prelado a quien se atribuye el Cronicón de D. Alfonso Magno, no hallamos tal especie en las ediciones que hasta ahora han visto la luz pública; y así, o se engañó Ocampo, o disfrutó algún códice más completo, o es obra diferente.
No conocemos el texto en que el humanista Diego Gracián de Alderete (1510-1600) se refiere a este pasaje de la Crónica de Ocampo. Es seguro que nada se dice de la historia de Baucio Caropo o Bocio Capeto en las Punica de Silio Itálico, como había supuesto el historiador Juan de Ferreras y García (1652-1735). Y efectivamente, nada sobre Bocio Capeto puede leerse en las actuales ediciones de la Cronica Ad Sebastianum, escrita en el siglo IX y atribuida a Sebastián, obispo de Salmanca y sobrino del rey Alfonso III, ni en la Crónica Rotense ni en la Crónica Albeldense, las más antiguas crónicas de los reyes de Asturias. Todo ello nos hace suponer, como al autor de la nota de la obra de Juan de Mariana, que la historia de Baucio Caropo no es más que un invento de Florián de Ocampo; y que Pedro de Medina no hace sino dar pábulo a esta leyenda mistificándola a su antojo.