Ariadna abandonada, Giulio Carpioni (h. 1665), Pinacoteca Civica di Castello Sforzesco (Milán). Imagen tomada de http://utpictura18 |
Del pintor Giulio Carpioni (¿Venecia?, 1613 - Vicenza, 1678), que se ocupó en varias ocasiones del encuentro de Baco y Ariadna siguiendo las pautas marcadas por Tiziano (destacamos las pinturas que se conservan en Staatliche Kunstsammlugen de Dresde, Szépmûvészeti Múzeum de Budapest y colección privada de Brescia), se conserva en el Castello Sforzesco de Milán un precioso óleo en el que Ariadna, desnuda sobre una roca, vuelve su mirada desde el horizonte hacia unos amorcillos que se le acercan para anunciarle seguramente su gozoso futuro junto al dios. La perspectiva que marca la diagonal de la composición lleva nuestra mirada hacia el camino por el que debe aparecer el ruidoso cortejo, cuya cercanía provoca el nerviosismo de los alados niños.
Ariadna abandonada en la isla de Naxos, Giovanni Francesco Romanelli |
El catálogo de pintura de la Fondazione Federico Zeri (http://fe.fondazionezeri.unibo.it) nos presenta otros dos ejemplos del tratamiento del tema en la pintura italiana del XVII. Giovanni Francesco Romanelli (Viterbo, 1610-1662), artista vinculado primero a Domenichino, luego a Pietro da Cortona, y que alcanzó su madurez artística en París, donde el cardenal Mazarino le encargó la decoración de las estancias de la reina madre (Ana de Austria) en el Louvre y la de los techos de su propio palacio (hoy Biblioteca Nacional), pinta el momento en que Ariadna despierta de su sueño y es advertida por Eros de la partida de su amado, cuya embarcación se aleja ya de la orilla. La mirada de la muchacha se dirige al cielo entre suplicante e incrédula.
Ariadna abandonada, Giacinto Gimignani, Palazzo Pitti (Florencia) |
Giacinto Gimignani (1606-1681), nacido y educado en Pistoya aunque formado en Roma, adonde marchó en 1630 bajo la protección de Guido Rospigliosi, cardenal secretario de estado y perteneciente a esta preclara familia de Pistoya, recibió la influencia de Pietro da Cortona (con él trabajo en la decoración del Palacio Pamphili) y luego de los maestros franceses afincados en la urbe, particularmente de Nicolas Poussin. En Florencia, donde el artista trabajó para los Médici y los Rospigliosi se conserva una Ariadna abandonada de características muy semejantes a la anteriormente mostrada. Gimignani realizó veinticinco óleos de temática mitológica para el cardenal Giulio Rospigliosi, más tarde Clemente IX.