martes, octubre 07, 2025

SOBRE OTRA PINTURA QUE SE HALLA EN LA IGLESIA DE LA VICTORIA DE MEDINA SIDONIA

NICOLÁS DE TOLENTINO APLASTA LA CARNE, EL MUNDO Y AL DIABLO

   


    Tommaso Salini (1570-1625) pintó hacia 1620 para el altar de San Nicolás de Tolentino de la Iglesia de Sant´Agostino in Campo Marzio de Roma el óleo en el que se basa este cuadro anónimo que colgaba anteriormente en el presbiterio de la iglesia del desaparecido Convento de San Agustín de Medina Sidonia.
 

Altar de San Nicolás de Tolentino en Sant´Agostino (Roma)

    El original romano (300x150) presenta al santo con hábito agustino, su estrella en el pecho (según la tradición lo seguía e iluminaba), un libro en su mano izquierda y un ramo de lirios en la derecha. Mira al cielo, donde se le aparecen para coronarle Dios Padre, la Virgen y San Agustín. A sus pies (de izquierda a derecha las imágenes que simbolizan la Carne, el Mundo y el Demonio. A la izquierda de la pintura observamos una rama de laurel que testimonia al poder sanador del santo.

El cuadro de Medina Sidonia en su anterior emplazamiento en San Agustín


    Esta pintura fue ampliamente reproducida en estampas, siendo muy popular la que, a partir de un dibujo de Giuseppe Severoni, grabó Hubert Vincent (1680-1730), que es la que seguramente sirvió de base directa al cuadro de la Victoria.


    Las páginas del libro que porta San Nicolás contienen un texto latino  de  San Agustín que reza: "Deus certamen spectat, deficientem subleuat et uincentem coronat. D. Augustinus. Super psal. XXXV", que podemos traducir: "Dios contempla la lucha. Al que flaquea, lo levanta; al que vence, lo corona, San Agustín. Sobre el salmo XXXV".













lunes, octubre 06, 2025

SOBRE UNA PINTURA QUE SE HALLA EN LA IGLESIA DE LA VICTORIA DE MEDINA SIDONIA

DIOS PADRE Y CRISTO SE APARECEN A IGNACIO DE LOYOLA

    



    Es un óleo sobre lienzo cuyo asunto se conoce también como “Visión de La Storta”. Se cuenta la visión que tuvo Ignacio de Loyola cuando se dirigía a Roma con sus compañeros Pedro Fabro y Diego Laínez a ponerse a disposición del papa Pablo III ya que no habían podido peregrinar a Jerusalén como era su deseo a causa de la dominación otomana. Descansaban en una capilla en la aldea de La Storta (a 14 km de su destino) cuando a Ignacio se le aparecieron Dios Padre y Cristo con la cruz a cuestas. El primero le dijo al segundo: “Quiero que tomes a éste por servidor tuyo”; y Jesús dijo a Ignacio: “Quiero que nos sirvas”.
    La imagen del cuadro está inspirada claramente en un grabado de Cornelis Galle que se publicó en la Vita Beati Patris Ignatii Loyolae, religionis Societatis Iesu fundatoris ad vivum expressa ex ea quam P. Petrus Ribadeneyra eiusdem societatis theologus (Amberes, 1610), cuyas ilustraciones, dibujadas por el propio Cornelis, repasaban la vida del entonces recién beatificado Ignacio (27 de julio de 1609) siguiendo el relato escrito por Pedro de Rivadeneira, teólogo y amigo del luego santo. Este grabado fue ampliamente reproducido.

 
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